Querida
Xóchitl:
El 29
de abril de 2018 publiqué en mi blog una carta parecida a ésta, titulada “Voto
razonado por AMLO”. En ella le expresaba a Andrés Manuel mi decisión de votar
por él, no porque fuera su fan ni miembro de Morena, sino como un “adepto
crítico” a lo que yo entendía que era su propuesta: “…construir un país
menos desigual, sin pobreza como objetivo social y económico central, con una
participación activa y permanente de la gente común, en democracia, libertad y
Estado de Derecho, con respeto a la diversidad en todas sus manifestaciones y a
las minorías, sin corrupción y violencia, para lograr un país más justo, más
próspero y más soberano”. Le expresaba también mi convicción de que había
llegado la hora para que México tuviera un gobierno de izquierda moderna (como
lo han tenido Francia y Chile). También le manifestaba mi hartazgo con “…la
misma política del PRIAN que nos tiene sumidos en el estancamiento y la
pobreza, y basta ya de la corrupción e impunidad sistémicas que han prohijado”.
Seis
años después, reconozco con tristeza y coraje que nuestro país perdió una gran
oportunidad de ser mejor, en gran medida por el hambre de poder de un líder
carismático que se volvió aprendiz de dictador, y que ha buscado destruir
sistemáticamente todos los contrapesos institucionales al poder presidencial,
instaurando la ineptitud y el servilismo como sello gubernamental.
Sigo
creyendo que todos los partidos políticos, sin excepción, necesitan una
reingeniería profunda para que sean las organizaciones de interés público que
representen a la ciudadanía en las contiendas electorales, y no las burocracias
doradas en que se han convertido todas sus dirigencias.
Entiendo
que hoy, esto es lo que hay, y si has de ser presidenta -como estoy seguro de
que lo serás-, habrá que tachar en la boleta a alguno de los tres partidos que
te postularon. Yo, por mi parte, habré de tachar las siglas del PRD,
simplemente porque para mí es el menos peor.
Espero
que, una vez pasadas las elecciones, todos los partidos políticos, junto con tu
gobierno y organizaciones sociales representativas, se aboquen a reformar a
fondo el sistema político, a fin de que las dirigencias no se eternicen en sus
cargos, que el dinero público que reciben los partidos sea completamente
transparente y auditable, que se establezca la segunda ronda en las elecciones
y se reglamenten los gobiernos de coalición.
Nada
ejemplifica mejor el tipo de política que ya no queremos los ciudadanos que “el
acuerdo” firmado entre las dirigencias del PRI y del PAN para unir esfuerzos en
la elección gubernamental de Coahuila, a partir de la distribución del “botín”:
cargos con acceso a recursos públicos, candidaturas, y otras prebendas. No hay
ideas ni proyectos. Es el típico acuerdo en lo “oscurito” que, para colmo, el
dirigente del PAN consideró algo tan normal que le pareció adecuado ventilarlo
públicamente para reclamarle al dirigente del PRI su incumplimiento. Si
hubieran tenido un mínimo de dignidad, ambos dirigentes hubieran pedido
disculpas públicas y renunciado a sus cargos, junto con sus dirigencias. Es
indispensable que las militancias verdaderas rescaten a sus partidos después de
las elecciones, pero van a necesitar apoyo de tu gobierno y de la ciudadanía
organizada.
En el
accidentado proceso que te llevó a ser seleccionada como la candidata
presidencial de la oposición, quedó claro que la ciudadanía libre, sin partido,
está de tu lado. Somos muchos más que todos los partidos juntos, y te vamos a
llevar a la presidencia. Siéntete respaldada y no aceptes ninguna imposición a
nombre del gobierno de coalición.
Como
ciudadano libre sin partido, voy a votar por ti porque creo que eres una
candidata de carne y hueso, que actúa con naturalidad y empatía, sensible e
inteligente, y con gran capacidad y disposición para aprender. Tienes valor y
valores, y no vas a rehuir ninguna tarea necesaria, por difícil que parezca. Tu
historia de vida te avala, por más esfuerzos que ha hecho el presidente y su
partido para desvirtuarla. Tienes la humildad para reconocer que no eres
experta en todo y habrás de aceptar la ayuda de quienes sepan más que tú. Ni
ladrones, ni huevones, ni pendejos habrá en tu gobierno, en claro contraste con
el gobierno actual que -como bien dice María Amparo Casar- sí robó, sí engañó, y
sí traicionó.
Sabrás
gobernar con firmeza y delicadeza, y nos harás sentir orgullosos de tener una
presidenta de clase mundial, que le hable sin complejos al resto del mundo. Y
le podrás decir a Biden, cuando ambos ya sean presidentes, “you have to walk
the talk”.
Aprovechando
el viaje, y para no alargarme demasiado, incluyo a continuación un par de
esquemas con algunas ideas que tal vez sean de tu interés y de tu equipo. Y también
las referencias de textos que publiqué en febrero y marzo pasados, sobre la
transición energética y la oportunidad de desarrollar hubs de energías
renovables e hidrógeno verde[1], los puertos marítimos
como palanca de desarrollo[2], y el establecimiento de
un fondo de cohesión estilo europeo para México[3].
Abrazo solidario,
Octavo
Arellano