Nota
Resumen sobre el proyecto regional para desarrollar la energía eólica costa
afuera en el litoral de Campeche, Tabasco y Yucatán
(7 de
agosto de 2025)
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La zona marítima económica exclusiva del país
en los litorales de Campeche, Tabasco y Yucatán presenta condiciones naturales
muy favorables para el desarrollo de parques eólicos marinos de gran escala (+1
GW de capacidad por parque), por su calidad de viento (velocidad promedio de +
7 metros por segundo) y la baja profundidad de su plataforma continental (menos
de 70 metros en una amplia franja marítima en el litoral de estos estados), que
permite la utilización de tecnologías maduras de cimentación fija de
aerogeneradores con capacidad mucho mayor a la que ocupan los parques eólicos
terrestres (en el mar ya se pueden instalar turbinas de 15 MW, mientras que el
último parque terrestre autorizado en Yucatán en julio pasado va a tener
turbinas de 4.5 MW).
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La comunidad internacional de la industria
eólica costa afuera y la financiera (banca multilateral como Banco Mundial y la
Corporación Financiera Internacional, además de las instituciones financieras
que promueven proyectos para combatir el cambio climático) está impulsando con
gran fuerza el desarrollo de la energía eólica costa afuera (EECA) en países
emergentes como el nuestro (Colombia, que este año realizará su primera ronda
de licitaciones internacionales en la materia; Brasil, Turquía, Filipinas, Vietnam).
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Un proyecto regional como el que se podría
desarrollar en la zona marítima de Campeche, Tabasco y Yucatán, tendría la
escala necesaria (del orden de 50 GW en una estimación conservadora) para
conformar un programa de inversión multianual a diez años que atrajera el
interés internacional y permitiera impulsar localmente la cadena de suministro
con inversión extranjera directa de OEMs (empresas manufactureras originales,
como Siemens, GE y Vestas), de empresas Tier 1 y 2, asociaciones con empresas
locales y nacionales, y programas específicos de desarrollo de la proveeduría y
las capacidades laborales locales.
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Cada GW de energía eólica costa afuera supone
una inversión estimada en 3 mil millones de dólares, por lo que un programa
multianual de 50 GW significaría una inversión del orden de 150 mil millones de
dólares. Un programa explícito, bien planeado, de desarrollo local de la cadena
de suministro podría captar un porcentaje significativo de ese monto, que se
traduciría en infraestructura, empresas, empleos de calidad, y generaría
recursos para establecer fondos de apoyo social y ambiental para, por ejemplo,
impulsar la reconversión de la pesca ribereña y el cuidado de áreas naturales
protegidas y de alta biodiversidad.
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Conforme a la experiencia internacional, el
pago inicial (upfront fee) que hacen los desarrolladores que ganan las
licitaciones llega a representar del orden de un 10% de la inversión total
proyectada. Los países receptores de este pago lo ocupan para el desarrollo de
la infraestructura complementaria requerida en tierra (incluyendo puertos), así
como para atender temas sociales y ambientales asociados.
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Gran parte de la energía eléctrica que se
genere podría ser utilizada regionalmente, para sustituir por completo al gas
natural y asegurar el abasto de largo plazo de la Península de Yucatán, que es
la zona del país con más alto crecimiento en el consumo eléctrico en los
últimos años. Su aplicación tendría que ser en fuentes diversificadas para dar
continuidad y confiabilidad al suministro eléctrico: conexión directa a la red
eléctrica de la CFE, almacenamiento en baterías, producción de hidrógeno verde
para mezclar con el gas natural y, eventualmente, sustituirlo, e incluso, para
la producción de excedentes que atiendan otras zonas del país y la exportación
(a Guatemala vía línea eléctrica dedicada, a Europa en forma de amoniaco y
metanol).
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La energía eólica costa afuera podría también
sustituir al gas (del orden de 500 mil pies cúbicos diarios, equivalente al 8%
del gas que se importa de Estados Unidos) y diesel que se consumen en las
plataformas petroleras costa afuera en los procesos de exploración, producción
y transporte de hidrocarburos. La alta dirección de PEMEX ya está pensando en
la manera de hacer esto.
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Un proyecto regional de esta magnitud aportaría
significativamente al cambio de la matriz energética del país a favor de las
energías renovables, y generaría un desarrollo industrial verde local de gran
calado, que a su vez sería un factor de atracción nacional e internacional de
inversiones en otros sectores (centros de datos, por ejemplo, que son
consumidores intensivos de energía).