lunes, 4 de julio de 2011

Carta del Agua de San Francisco de Campeche

Borrador del documento que se propuso como Idea en Iniciativa México 2011.


Consideraciones Generales

I. Este es un proyecto de carta que un habitante de la ciudad de San Francisco de Campeche pone a consideración de sus conciudadanos y las autoridades en los tres órdenes de gobierno sobre el tema del agua:  sus rezagos actuales, los riesgos que se perciben, y la necesidad de avanzar más aceleradamente en su atención integral, con visión de largo plazo y una mayor participación social.

II. El que suscribe este documento está convencido de que la carta puede ser un instrumento útil para acercar a todos los interesados en el manejo sustentable del agua en nuestra ciudad, a fin de deliberar y acordar sobre principios, objetivos, metas, proyectos y acciones concretas que permitan superar los grandes obstáculos que hoy existen.

III. La sustentabilidad se entiende como el proceso que conduce a un manejo:

·         solidario y equitativo del agua (cuyo servicio dé cobertura a todos los habitantes por igual, diferenciando usos y volúmenes, y subsidiando –si se requiere- a los estratos de menores ingresos),

·         ambientalmente responsable (que cuide la recarga y la calidad de los acuíferos, asegure el agua limpia, y elimine la contaminación del mar),

·         sostenible desde el punto de vista económico (de manera que se cuente con los recursos de inversión, mantenimiento y operación que requiere el sistema a largo plazo),

·         previsor del crecimiento futuro de la ciudad, desde la óptica territorial, y

·         eficiente, transparente y con participación ciudadana, desde el punto de vista institucional.

IV. Debemos trascender visiones parciales y de corto plazo, particularmente el enfoque político que prefiere posponer medidas que generan un costo social, en aras de no perder votos en la próxima elección, en vez de asumirlas para alcanzar un beneficio mayor a mediano y largo plazos.

V. Los problemas son múltiples y están estrechamente entrelazados.  En mayor o menor medida, se trata de un fenómeno compartido por todas las ciudades del mundo.  Para su solución se requiere fomentar la mayor participación y corresponsabilidad de la sociedad.  Ese fue el énfasis que señaló claramente la Carta del Agua de Zaragoza, España, formulada como resultado del encuentro deliberativo sobre agua y sostenibilidad, en el seno de la Expo Internacional del 2008 que durante 93 días congregó a 108 países.

VI. A partir de la difusión amplia de este documento preliminar y del diálogo que se genere en torno a éste entre los ciudadanos interesados y con las autoridades, se espera lograr una versión definitiva de la Carta del Agua de San Francisco de Campeche, para que sea marco de referencia y agenda inicial que permita avanzar sistemáticamente en la materia durante los próximos años, a través de un nuevo mecanismo permanente de trabajo conjunto.



Consideraciones Específicas

Los problemas que enfrenta la ciudad de San Francisco de Campeche en materia de agua están presentes en todas las fases del ciclo vital de este elemento:

1. Fuentes de captación.-  Aunque la mayor parte del suministro de agua proviene de pozos ubicados en Chiná y el Valle de Santa Rosa, hay todavía 18 pozos dentro de la ciudad[1] que representan riesgos potenciales de salud pública por la contaminación a que están expuestos al ubicarse en zonas donde el drenaje sanitario usual es la fosa séptica[2].

Además, por su localización cercana a la costa, estos pozos presentan una alta vulnerabilidad a la intrusión salina que acompañará a la elevación del nivel del mar que es previsible a mediano y largo plazos por el cambio climático.[3]

Por otra parte, hay un conflicto latente entre el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Campeche (SMAPAC) y los dueños de los terrenos en donde se ubican las fuentes de captación principales (Ejido de Chiná, por ejemplo).  Estos últimos solicitan el pago de una renta por la extracción del agua.

Otro problema de calidad del agua que tienen las fuentes de suministro actuales se refiere a su característica de dureza total, que se mide en miligramos de carbonato cálcico (CaCO3) por litro de agua.  Conforme a la NOM-127-SSA1-1994,[4] el límite permisible para consumo humano es de 500 mg/lt.  Por su naturaleza geológica, los acuíferos de la ciudad de San Francisco de Campeche –y de la Península de Yucatán toda- llegan a rebasar estos niveles.  Además de sus efectos sobre la salud humana, el agua dura reacciona con el calor y provoca adherencias dentro de las tuberías de conducción y distribución del agua, provocando que se pierda capacidad operativa y se reduzca sensiblemente la vida útil de la infraestructura.  El engrosamiento de las paredes de las tuberías reduce su diámetro y dificulta el flujo del agua, con lo cual aumenta también el gasto en energía eléctrica por la necesidad de mayor bombeo.

Conforme crezca la ciudad, las fuentes de suministro habrán de diversificarse, y se localizarán en zonas cada vez más alejadas.  Así, se ha identificado una nueva zona de captación cerca del poblado de Uayamón (ubicado a 20 kilómetros al sureste de la ciudad), e incluso se ha mencionado la posibilidad de realizar un proyecto de acueducto nuevo para llevar el agua de esta zona a la ciudad.  Independientemente de revisar la prioridad que pudiera tener hacer esa obra (en función del balance oferta-demanda de agua y su proyección, además de proyectos requeridos en otras fases ), es evidente la necesidad de proteger el área y el trazo probable de su derecho de vía.

San Francisco de Campeche no tiene, aparentemente, un problema de escasez de agua a corto plazo.  Sus 39 fuentes de abastecimiento tienen un potencial de 1.4 mil litros por segundo, y producen un caudal de 999 litros por segundo, suficiente para abastecer a una población de 345 mil habitantes,[5] cuando el número actual de habitantes es de 235 mil.[6] En el largo plazo, y conforme a la disponibilidad media anual de agua subterránea de la región peninsular, que mide el volumen que puede ser extraído de una unidad hidrogeológica, adicional a la extracción ya concesionada y a la descarga natural comprometida, “sin poner en peligro el equilibrio de los ecosistemas”[7], se podría dotar de agua a una población adicional de más de 60 millones de habitantes.[8]

2. Redes de conducción.- Para evitar el problema del efecto del agua dura sobre las tuberías de conducción, se requeriría instalar una planta “ablandadora” que recibiera el agua de las fuentes de suministro.  Pero esta inversión no parece tener prioridad, a pesar de sus efectos positivos sobre la salud humana y la vida útil de la infraestructura.

Por otra parte, es un solo tramo de ductos el que conduce el agua de la zona de captación principal a la ciudad.  Si consideramos que el estado general de la infraestructura de conducción y distribución refleja la falta acumulada de mantenimiento preventivo y el rebase creciente de su vida útil (por falta de recursos para su sustitución), la dependencia del sistema en un solo tramo se vuelve riesgosa.

También los equipos electromecánicos para bombear el agua en las redes de conducción y distribución presentan obsolescencia y rezago en su mantenimiento.  Ello provoca fallas constantes y un consumo de energía eléctrica superior al que debería tener.

3. Redes de distribución.-  Entre la red de conducción y la de distribución se estima que se pierde el 35% del agua producida.  Esto no es más que una suposición (basada en la experiencia de otras ciudades del país), dado que no se mide el agua que se entrega (salvo algunas industrias y comercios).

Hoy disponen de agua potable directamente de la red pública el 96.2% de las viviendas particulares habitadas del municipio de Campeche[9].  Este porcentaje es superior al promedio nacional, que se ubica en 88.2%.

Partiendo de que el caudal efectivamente entregado sea de 649 litros por segundo[10], el consumo promedio estimado por habitante al día sería de 239 litros en la ciudad capital, que está muy cerca del estándar de 250 litros que usualmente se considera aceptable.

La red –con más de 400 kilómetros de longitud- carece de condiciones para su manejo con herramientas modernas de modelación matemática.  No está sectorizada.  No hay programas multianuales para la sustitución de tramos obsoletos ni para la reparación de fugas mayores.  No hay micromedición en ninguna de las 63,286 viviendas particulares habitadas que están conectadas a la red en la ciudad de San Francisco de Campeche.[11]

No medir el agua que se extrae de las fuentes de suministro ni el agua que se consume en los hogares, es como trabajar con los ojos vendados.  No se puede planear y sólo se atienden “bomberazos”  (que son muchos).

Por su parte, las tarifas de agua para uso doméstico se manejan con criterio político.  Su incremento se ha convertido en un tabú.

Estamos todos incumpliendo la Ley.[12]  Las autoridades de los tres órdenes de gobierno que están involucradas en la autorización de los niveles tarifarios, a través de la Junta de Gobierno del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Campeche, y en el Congreso Estatal, no permiten más que aumentos simbólicos que mantienen a San Francisco de Campeche como la ciudad que tiene las tarifas promedio de agua para uso doméstico más bajas del país  ($1.60 por m3 para uso doméstico).[13]  Esto compara desfavorablemente con otras ciudades del país que tienen tarifas hasta de más de 20 pesos por metro cúbico (Chihuahua, Querétaro, Tecámac y Tlalnepantla, por ejemplo).

4. Drenaje sanitario.-  En San Francisco de Campeche y en otras ciudades de la Península de Yucatán (como Mérida y Cd. del Carmen) no hay una red pública de drenaje sanitario propiamente dicha.  La mayor parte de las viviendas está conectada a una fosa séptica.

Conforme al último censo de población y vivienda del 2010, mientras que en el promedio nacional el 72.1% de las viviendas particulares habitadas (VPH) disponían de drenaje sanitario conectado a la red pública, en el municipio de Campeche sólo 9.4% de las VPH estaban conectadas a la red pública de alcantarillado; esto es, menos de una octava parte del promedio del país.  En contraste, mientras que el 85.9% de las VPH en el municipio de Campeche disponía de fosa séptica, el promedio en el país sólo era de 16.4%; esto es, el uso de fosa séptica en el municipio de Campeche más que quintuplicaba el promedio nacional.

Esta circunstancia ha provocado una fuerte contaminación de la Bahía de Campeche.  El mar despide con frecuencia olores desagradables y no es apto para el uso recreativo.  Esto afecta seriamente el atractivo turístico de la ciudad.  Además, la pesca ribereña se ha reducido.

Hay un riesgo latente de salud pública:  las aguas residuales permean las fosas sépticas –que en la mayoría de los casos funcionan como simples pozos de absorción- y contaminan el acuífero de la ciudad, y en la época de lluvias suben su nivel y pueden contribuir a las inundaciones de las zonas bajas.

Introducir una red de drenaje sanitario en gran parte de la ciudad es una obra de grandes proporciones.  Ya existe una iniciativa a nivel de proyecto ejecutivo. Su costo estimado es de 1,367 millones de pesos, incluyendo una planta grande de tratamiento de aguas residuales.[14]  Conforme a los programas vigentes, una porción significativa de la inversión sería aportada por el gobierno federal.  Pero se requeriría de un porcentaje de contrapartida a cargo del gobierno estatal.  Al gobierno municipal le correspondería operar y mantener la obra, por lo que tendría que analizar con cuidado los costos anuales adicionales que tendría que absorber, a fin de resolver de antemano cómo los financiaría.

5. Tratamiento de aguas residuales.-  Es mínimo el porcentaje del agua residual de la ciudad que recibe algún tratamiento.  La mayor parte de las 21 plantas de tratamiento pequeñas que hay en la ciudad no funciona, porque su costo de operación y mantenimiento es alto y el gobierno municipal no tiene recursos suficientes.  Su instalación se ha dado para cumplir con disposiciones urbanas en los nuevos fraccionamientos, pero no ha sido una solución, justamente porque se olvidaron los aspectos de costos de operación y mantenimiento, y la necesidad de que alguien los pague.

El proyecto integral de drenaje sanitario considera la construcción de una gran planta de tratamiento a la cual se conduzcan todas las aguas residuales de la ciudad.  Nuevamente, surge la cuestión de analizar con cuidado los costos de operación y mantenimiento de esta obra, e inclusive la posibilidad de compararlos con otras alternativas técnicas de saneamiento.  Es el caso, por ejemplo, de la tecnología israelí de bio-remediación para el tratamiento de aguas residuales que se está probando en un nuevo fraccionamiento de 250 casas.[15] 

6. Reutilización de las aguas residuales tratadas.-  El volumen de agua residual a tratar en toda la ciudad es del orden de 500 a 700 litros por segundo[16].  Dependiendo del diseño tecnológico (distribuido o concentrado) que finalmente adopte la solución para el tratamiento de aguas, ese volumen podría estar disponible en uno o varios puntos alrededor (o incluso dentro) de la ciudad.  En función de ello se definiría la gama de posibilidades de reutilización de las aguas tratadas.

Según la calidad del agua tratada, su reuso podría incluir el riego agrícola.  Considerar opciones de este tipo es relevante no sólo por el desarrollo micro-regional que pueden generar, sino también porque aportan flujos de ingresos que contribuyen a cubrir los costos anuales de operación y mantenimiento. 



Recomendaciones

A. Necesitamos de un enfoque de sistemas y de una estrategia integral (social, ambiental, económica, territorial e institucional) para abordar la gestión del agua en la ciudad, así como de mecanismos permanentes de participación ciudadana. 

La participación ciudadana se insertaría en esquemas cooperativos más amplios de relación intergubernamental (federal, estatal, municipal) y con otras instituciones (academia, gremios, organizaciones internacionales, etc.).

Ello nos permitiría definir criterios para jerarquizar y calendarizar proyectos desde la óptica de la estrategia integral y no con una visión parcial. Se trata de formar una cartera de proyectos articulados entre sí, con la cual se pueda planear y gestionar su financiamiento y ejecución, así como monitorear y evaluar sus resultados, dentro de un proceso de actualización y aprendizaje permanentes.

B. En su dimensión social, la estrategia debe salvaguardar la calidad del agua para consumo humano (riesgos de contaminación, dureza total), alcanzar la cobertura de servicios de toda la población, y garantizar el acceso a los servicios de los estratos de menor capacidad económica.

La planta “ablandadora” tiene prioridad en este contexto.  Asimismo, es crucial informar y sensibilizar a toda la población acerca de la necesidad de alcanzar en un plazo perentorio (quizás de cinco años) una tarifa que cubra los costos del sistema.  Pieza fundamental en esta campaña sería la definición de una estructura tarifaria que permitiera establecer subsidios para las viviendas que así lo requirieran, junto con criterios de cobro mayor conforme aumenta el volumen de consumo, y de diferenciación entre los distintos usos (domésticos, comerciales, industriales, de gobierno, etc.).  Para ello se vuelve indispensable y urgente invertir en sistemas de macro y micro-medición. 

C. En su dimensión ambiental, la estrategia debe asegurar la protección y recarga de los acuíferos que abastecen a la ciudad, tanto los actuales como los futuros que ya están identificados o se identifiquen más adelante. Es importante a corto plazo que se sustituyan los pozos de captación que están ubicados dentro de la ciudad, por otros que se localicen fuera de ésta. También es necesario eliminar la contaminación por aguas residuales municipales, tanto de los acuíferos como del mar. Se requiere monitorear en forma sistemática la calidad bacteriológica y físico-química del agua para consumo humano, y dar a conocer públicamente los resultados.  Las aguas residuales municipales deben ser tratadas en su totalidad y reutilizadas en la mayor proporción posible.

Es prioritaria la formación de un fondo concurrente para invertir en la protección de las zonas de abastecimiento de la ciudad y su desarrollo como parques municipales, a partir de un porcentaje de los ingresos anuales del organismo operador (3.5%) y los recursos que aporte en forma multianual la CONAFOR. 

En el proyecto de drenaje sanitario y tratamiento de aguas es importante analizar la factibilidad de realizarlo modularmente, lo cual dependerá fundamentalmente de que las tecnologías de bio-remediación a pequeña escala sean viables y se puedan multiplicar los proyectos en la escala necesaria.[17]  Antes de iniciar la ejecución del proyecto de drenaje sanitario y tratamiento de aguas es necesario analizar detalladamente los costos de operación y mantenimiento que generará, así como las formas de financiamiento que se aplicarán para cubrirlos.

D. En su dimensión económica, la estrategia debe procurar que los proyectos cuenten con una mezcla adecuada de recursos públicos (federales, estatales y municipales), así como inversión privada en donde sea factible y conveniente (por ejemplo la planta de tratamiento).  Asimismo, es necesario fortalecer la capacidad técnica y económica del organismo operador, de manera que no sólo cuente con más recursos para resolver problemas, sino que también disponga de personal calificado, equipo e instrumental para determinar y jerarquizar sus necesidades.

El fortalecimiento del organismo operador como unidad económica es un elemento clave de la estrategia.  Así, es necesario mejorar sus capacidades de planeación de inversiones a partir de información básica de calidad, como:  (i) el catastro de la infraestructura (para hacer programas de mantenimiento preventivo y de sustitución de activos), (ii) el estudio de fugas (programa multianual de reparaciones en las redes de conducción y distribución), y (iii) el estudio operativo de consumo de energía eléctrica y potencial de ahorro, entre otros.

Si hacemos un rápido ejercicio sobre el potencial de recaudación del organismo operador, y consideramos el número de viviendas particulares habitadas (VPH) en la ciudad de San Francisco de Campeche que están conectadas a la red de agua potable (63,286), con un consumo mínimo promedio de 30 m3 al mes por VPH, a una tarifa promedio de 5 pesos por m3 (que sigue siendo baja en comparación con las tarifas de otras ciudades del país), el Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Campeche (SMAPAC) podría multiplicar por siete sus ingresos anuales[18] y llegar a 115 millones de pesos.  Esto le daría autosuficiencia con respecto a sus costos básicos de personal y energía eléctrica, así como para realizar mantenimientos y reparaciones.

También podría establecer un Fondo Municipal de Agua (FMA) con el 10% de la recaudación, que se destinaría a contribuir –como recursos de contrapartida- a la realización de proyectos prioritarios en la materia.  De este fondo se aportaría el 3.5% para los fondos concurrentes con la CONAFOR, que se mencionaron antes y que ya están funcionando en otros estados. Conforme a este ejercicio, el FMA recibiría del orden de 11.5 millones de pesos anuales, mientras que 4 millones de ese monto se aplicaría al esquema de fondos concurrentes, con lo cual los recursos para protección de acuíferos se multiplicaría por lo menos por dos (para un monto mínimo de 8 millones de pesos anuales).[19]

E. En su dimensión territorial, la estrategia debe anticipar y planear la disponibilidad de espacios para las necesidades de los distintos proyectos prioritarios:  predios para plantas[20], derechos de vía de redes de conducción y distribución, polígonos de protección de los acuíferos actuales y futuros. 

Es necesario que el organismo operador cuente con toda la información acerca de su infraestructura actual y futura en un sistema de información geográfica.  También debe asegurarse que sus necesidades territoriales son incorporadas a los instrumentos de planeación urbana y ambiental de este tipo.

F. En su dimensión institucional, la estrategia debe consolidar las nuevas formas de relación entre autoridades y ciudadanos, de manera que se pase de la discusión y acuerdo de una carta que sirve de marco de referencia y agenda inicial, a un proceso de planeación-gestión participativa permanente. También es necesario fortalecer al organismo operador como ente administrativo, para que esté en condiciones de manejar los proyectos de gran escala que se requieren, independientemente de la colaboración que corresponda a otras instancias de los gobiernos estatal y federal.

El fortalecimiento institucional no es posible sin medidas orientadas a la eficiencia técnica y financiera del organismo operador municipal, como son:

·         medir el agua en dónde se extrae y en dónde se consume

·         actualizar el padrón de usuarios

·         mejorar los sistemas de facturación y cobranza

·         alcanzar y mantener en un plazo perentorio tarifas que cubran integralmente los costos del sistema, diferenciando el cobro por volumen y por uso, y transparentando los subsidios que se otorguen a los usuarios de menor capacidad económica.

Definir una estructura de tarifas adecuada no es solamente un ejercicio técnico.  Supone también un proceso social previo de información, deliberación y acuerdo.

Para superar este tabú político, se requiere informar al ciudadano de la situación real, sin alarmismos, pero también sin falsos paternalismos protectores que en el fondo le niegan al individuo su capacidad de entendimiento.

Debemos considerar, por una parte, que el gasto de los hogares en México por consumo de agua representa un porcentaje muy pequeño de su gasto total:  varía según el decil de gasto del hogar entre el 0.7% y el 1.2% del gasto total, siendo los deciles intermedios (II al VIII) los que más pagan proporcionalmente, y el decil X, el de mayor gasto, el que menos paga.  Esto representó entre 57 y 204 pesos mensuales por hogar, conforme a la Encuesta Nacional de 2008.[21]  Con esta información se confirma que las tarifas bajas y que no son progresivas en función del volumen benefician más a los estratos de mayores ingresos.

Por otra parte, el personal ocupado del municipio de Campeche, que en el año 2000 ganaba hasta dos salarios mínimos representaba el 59% del personal ocupado total; mientras que para el año 2010, este porcentaje se había reducido sensiblemente a 38.2%.[22]  Esto significa que el 35% de las personas con menores ingresos en el municipio de Campeche –y por ende en la ciudad capital- mejoraron su situación en este periodo.  Además, siempre habrá la opción de subsidiar –con transparencia- a los usuarios de menores ingresos que así lo requieran.

Desde luego, es posible también establecer un horizonte de mediano plazo (por ejemplo 5 años), a fin de que los cambios puedan hacerse con el gradualismo que se requiera.

G. A los medios de comunicación –canales locales de televisión y radio, periódicos y otros- se les invita a que difundan esta carta preliminar y, sobre todo, a que contribuyan a generar un proceso deliberativo amplio, transparente, que incluya todas las voces e informe con objetividad para que todo ciudadano interesado se forme una opinión y participe.  Esta es una forma de hacernos mejores ciudadanos, a partir de la propuesta y el diálogo permanente, con respeto, transparencia y acceso irrestricto a la información pertinente. 

H. Nuestra ciudad es una de las 216 localidades de México que tiene más de 50 mil habitantes.  En ellas vive el 53% de la población total del país.[23]  Para muchas de ellas podría ser útil formular su propia Carta del Agua, adecuada a su circunstancia, tomando este documento como punto de referencia, con elementos aprovechables de enfoque, principios, objetivos y métodos de trabajo y análisis.



San Francisco de Campeche, Campeche, México, a 29 de junio del 2011.



FIRMAS DE ADHESION

Núm.
Nombre
Organización, empresa, escuela, barrio, fraccionamiento, etc.
Firma









































[1]Programa Director Urbano de San Francisco de Campeche, 2008-2033;  Colegio de Arquitectos y Ayuntamiento de Campeche, 2008-2009.
[2] Ya desde 1993 un estudio de la M. en C. Angélica Isaac Márquez, entonces directora de investigación y posgrado de la Universidad Autónoma de Campeche, había detectado que el “60% de los suministros presentaron niveles de organismos coliformes no permisibles para agua de consumo humano”.  Véase:  Calidad sanitaria de los suministros de agua potable para consumo humano en Campeche, publicado en 1994 en la revista Salud Pública en México, del Instituto Nacional de Salud Pública.
[3] Evaluación de la vulnerabilidad de las zonas costeras de México, SEMARNAT-UNAM, 2008.
[4] NOM-127-SSA1-1994, “Salud ambiental, agua para uso y consumo humano-límites permisibles de calidad y tratamientos a que debe someterse el agua para su potabilización”.
[5] Situación del Subsector de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, edición 2010, Comisión Nacional del Agua.  El cálculo de la población está basado en una dotación de 250 litros por habitante al día.  El dato del caudal producido que informa el organismo operador es sólo estimativo, ya que no hay macromedición en las fuentes de captación. 
[6] Censo de Población y Vivienda 2010, INEGI.  Incluye las localidades de Lerma, Chiná e Imí, que están conurbadas con San Francisco de Campeche.
[7] NOM-011-CNA-2000.
[8] La disponibilidad media anual de agua subterránea en los cuatro acuíferos que integran la Región Hidrológico-Administrativa “Península de Yucatán”, es de 5.6 millones de m3 anuales (Diario Oficial de la Federación, 28 de agosto de 2009).
[9] Censo de Población y Vivienda 2010, INEGI.
[10] Que es el resultado de aplicar al caudal producido de 999 litros por segundo, el porcentaje de pérdida estimada del 35%.
[11] Estimación propia con base en el Censo de Población y Vivienda 2010, INEGI.
[12] La Ley de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Campeche establece en su artículo 86 que “las cuotas y tarifas por servicios incluirán los costos de operación, administración, conservación, mantenimiento y mejoramiento, así como los recursos necesarios para constituir un fondo que permita la rehabilitación, ampliación y mejoramiento de los sistemas, la recuperación del valor actualizado de las inversiones del organismo operador y el servicio de su deuda”.
[13] Situación del Subsector de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, edición 2010, Comisión Nacional del Agua.
[14] Así lo informó el director local de la Comisión Nacional del Agua en la IV Reunión del Comité de Playas Limpias de Campeche, celebrado el 7 de junio del 2011.
[15] El proyecto piloto es promovido por la Secretaría de Medio Ambiente y Aprovechamiento Sustentable (SMAAS) del gobierno estatal, y ha sido adoptado por la empresa desarrolladora Constructores Unidos de Campeche, S.A. (CUCSA).
[16] Considerando un 70% del agua total consumida.
[17] Además de la tecnología israelí, el centro de investigación de la Universidad Autónoma de Campeche, EPOMEX, tiene a una de las investigadoras de mayor prestigio en materia de humedales, la doctora Claudia Agraz, quien también ha incursionado en el tema de la bio-remediación para la aguas residuales.
[18] Con respecto a los 16 millones de pesos anuales de ingresos que reportó el organismo operador municipal para la edición 2010 de la publicación Situación del Subsector de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, de la Comisión Nacional del Agua.
[19] El porcentaje de 10% de los ingresos recaudados aparece como propuesta en la Agenda del Agua 2030 que formuló la Comisión Nacional del Agua (marzo 2011), mientras que el porcentaje de 3.5% está incorporado  al Código Financiero del estado de México como aportaciones por servicios ambientales desde marzo de 2008.
[20] Así, por ejemplo, si la tecnología de bio-remediación resulta factible, requerirá previsiblemente de espacios de cierta amplitud en diversos puntos de la ciudad y sus alrededores.
[21] Encuesta Nacional Ingreso-Gasto de los Hogares 2008, INEGI.
[22] Censos de Población y Vivienda 2000 y 2010, INEGI.  Estos porcentajes incluyen al personal ocupado que no recibe ingresos.
[23] Censo de Población y Vivienda 2010, INEGI.

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