Los
puertos marítimos comerciales pueden ser instrumentos eficaces para apoyar el
desarrollo de nuevas zonas industriales en el país, que diversifiquen las
opciones para el “nearshoring” y la conectividad a nuestros mercados
internacionales. Aún más, pueden ser nodos catalizadores de nuevas zonas de
desarrollo regional con identidad[1], y elementos constitutivos
de corredores intermodales, que articulen el transporte marítimo con el
terrestre -carretero y ferroviario-, y que comuniquen eficientemente las zonas
productoras del país con las zonas consumidoras nacionales y del exterior. Para
ello, requieren cambios en su modelo de negocios y en su planeación prospectiva
por litoral más vinculada con la estrategia de desarrollo regional del país.
Marco
institucional y modelo de negocios de los puertos
El
marco institucional de los puertos está definido en la Ley de 1993 (que
incorporó las mejores prácticas internacionales de la época), cuando se
estableció la “Administración Portuaria Integral” (API) como figura para la
gestión y desarrollo de los principales puertos del país. Las APIs[2] son empresas mercantiles
(sociedades anónimas de capital variable), propiedad del gobierno federal (16)
y de los gobiernos estatales (4), que han recibido una concesión del gobierno
federal sobre un recinto portuario para operar, mantener y desarrollar bienes
del dominio público de la Nación integrados por infraestructura de protección,
muelles, instalaciones diversas, terrenos y superficies de agua.
En el
modelo de negocios vigente, las APIs pueden “subconcesionar”[3], componentes de su
concesión, como muelles, terminales, instalaciones diversas, o terrenos, a fin
de que empresas particulares con las capacidades necesarias los operen,
desarrollen y den mantenimiento, por periodos que son regularmente de entre 20
y 30 años. Las APIs reciben ingresos por el arribo de embarcaciones (tarifas de
puerto) y por la contraprestación que se cobra a las empresas que operan una
terminal o servicio dentro del puerto[4]. Este esquema de
asociación público-privada ha sido muy exitoso[5], y ha permitido el
crecimiento del sistema portuario comercial del país. Las APIs se mantienen
como administradoras de los puertos, regulando áreas y servicios comunes, así
como estableciendo y gestionando las reglas de operación correspondientes.
También son responsables de la planeación del desarrollo del puerto, a través
de los programas maestros de desarrollo portuario (PMDP) que se actualizan cada
5 años.
En
teoría, cada puerto tendría que adecuarse a las necesidades logísticas de
manejo de carga de su zona de influencia. Hoy, el sistema portuario mexicano
tiene 4 grandes puertos de influencia nacional con infraestructura
diversificada para el manejo de todo tipo de carga, que concentran la mayor
parte del comercio exterior marítimo[6]: Altamira y Veracruz en el
litoral del Golfo-Caribe, y Manzanillo y Lázaro Cárdenas en el Pacífico. El
resto de los puertos son de escala media o pequeña, con influencia regional.
Aunque
son empresas públicas, las APIs se han manejado con un enfoque burocrático
centralizado en los últimos 30 años a partir de la promulgación de la Ley de
Puertos en 1993. Primero fue la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
(SCT) la cabeza de sector, y ahora es la Secretaría de Marina (SEMAR), desde la
transferencia decretada por el presidente de la República en 2020.[7] En virtud de este enfoque,
el crecimiento de los puertos ha obedecido más a una reacción frente a las
demandas planteadas por operadores globales y nacionales de terminales y otros
actores logísticos, que a una actitud proactiva de promoción de nuevos negocios
de acuerdo con la vocación de las regiones en que están insertos.
Si
bien la unidad administrativa encargada de los puertos (la Coordinación General
de Puertos y Marina Mercante, CGPMM) ha cumplido en los últimos 30 años con la
responsabilidad de definir y hacer cumplir criterios uniformes en la regulación
y operación de los puertos y la marina mercante, también ha absorbido funciones
que deberían corresponder al ámbito de la gestión empresarial y los gobiernos
corporativos de los puertos. En los consejos de administración de cada puerto deberían
participar, además de los representantes federales estrictamente necesarios,
representantes de los gobiernos municipal y estatal, de los principales
usuarios dueños/generadores de carga, e incluso consejeros independientes, de
la zona de influencia de los puertos y conocedores de los temas logísticos y
comerciales. La intención sería no sólo dar mayor flexibilidad de gestión a los
puertos, sino involucrarlos activamente en los procesos de desarrollo de su
zona de influencia tanto interna (hinterland) como externa (foreland)[8], sin descuidar su
rendición de cuentas.
El
personal directivo de los puertos debería cumplir con requisitos de
experiencia, conocimiento y capacidades pertinentes para los diferentes
puestos. Y si bien podrían ser propuestos inicialmente por la CGPMM, deberían
ser ratificados por los respectivos consejos de administración.
Las
sociedades anónimas de capital variable (SA de CV) podrían evolucionar a
sociedades anónimas promotoras de inversión de capital variable (SAPI de CV), y
sus actas constitutivas podrían ajustarse para permitir que las APIs inviertan
en proyectos fuera de sus recintos portuarios (o ampliando sus recintos
portuarios), para fortalecer la infraestructura y servicios de su cadena de
valor (por ejemplo, desarrollar puertos secos, centros reguladores del
transporte terrestre que ingresa al puerto, zonas de actividades logísticas,
tramos ferroviarios y/o carreteros).
Desde
luego, la unidad administrativa completa y todos los puertos federales tendrían
que regresar al ámbito civil. Hoy la gestión de los puertos está en el peor de
los mundos posibles: el papel de la CGPMM se ha reducido al mínimo, con una
intervención directa del secretario de marina en los asuntos que le interesan y
un manejo discrecional y opaco por parte del personal directivo de cada API.
Evolución
y perspectivas en el manejo de carga marítima
La
carga total que se mueve en los puertos alcanzó 294 millones de toneladas en
2023, con una tasa media de crecimiento anual de 0.2% entre 2005 (último año
publicado por la SCT/SEMAR) y el año pasado. Este aparente bajo dinamismo se
explica, de un lado, por una caída de más de 30% en el manejo del principal
tipo de carga, petróleo y derivados, que significó casi 53 millones de
toneladas menos, de las 168 millones que se manejaban en 2005. Del otro lado,
se registró un aumento muy significativo en la carga contenerizada, que pasó de
16 millones de toneladas en 2005, a 54 millones en 2023[9], esto es, se multiplicó
por 2.4 veces, con una tasa media de crecimiento anual del 7.1%. Los otros
tipos de carga registraron tasas medias más modestas, entre el -0.1% del granel
mineral y el 3.3% del granel agrícola. La carga de comercio exterior (movimientos de “altura”) representó el 80%
del total, mientras que el comercio interior (movimientos de cabotaje)
participó con el restante 20%.
Movimiento total de carga en
el sistema portuario de México, 2023 (estructura porcentual por tipo de
carga) |
|
|||||
Ref |
Tipo de carga |
% de la Carga Total |
% de la Carga de Altura |
% de la Carga de Cabotaje |
||
1 |
Petróleo y derivados |
39.3% |
42.2% |
26.6% |
||
2 |
Granel mineral |
21.1% |
15.0% |
46.1% |
||
3 |
Contenerizada |
18.5% |
22.9% |
0.3% |
||
4 |
Subtotal |
78.9% |
80.1% |
73.0% |
||
5 |
General suelta |
10.9% |
7.5% |
24.9% |
||
6 |
Granel agrícola |
6.5% |
7.8% |
1.4% |
||
7 |
Otros fluidos |
3.7% |
4.4% |
0.6% |
||
8 |
Subtotal |
21.1% |
19.7% |
27.0% |
||
9 |
TOTAL |
100.0% |
99.7% |
100.0% |
||
|
|
Carga en miles de toneladas |
||||
|
|
Total |
Altura |
Cabotaje |
||
10 |
Carga total |
294,052.4 |
236,803.9 |
57,248.5 |
||
11 |
Estructura porcentual |
100.0% |
80.5% |
19.5% |
||
FUENTE: Elaboración propia con base en la
estadística de operación portuaria publicada por la CGMM, SEMAR. |
||||||
Por su importancia económica (son los productos de mayor valor agregado) y su dinamismo en los últimos 20 años, la carga contenerizada de comercio exterior ha concentrado la atención. En 2023, se movilizaron 4.7 millones de cajas, el 73% por el Pacífico (cuando en 2005 la distribución entre litorales era de 50/50). Los puertos que más crecieron entre 2005 y 2023 fueron:
· Lázaro
Cárdenas, que multiplicó por 12 el número de cajas movilizadas (tasa media de
crecimiento anual -TMCA- de 15.6%)
· Ensenada,
que multiplicó por 5 el número de cajas movilizadas (TMCA de 10.6%)
· Manzanillo,
que multiplicó por 3 el número de cajas movilizadas (TMCA de 8.1%).
En el
litoral del Golfo-Caribe, los puertos de mayor crecimiento fueron:
· Altamira,
que multiplicó por 1.4 el número de cajas movilizadas (TMCA de 5.0%)
· -Veracruz,
que multiplicó por 0.7 el número de cajas movilizadas (TMCA de 2.9%).
Cabe
señalar que alrededor del 30% de las cajas que se movilizan en Manzanillo y
Lázaro Cárdenas son de transbordo; esto es, no se quedan en el país, sino que
se bajan en el puerto sólo para ser subidas a otro barco. Por su ubicación
geográfica, estos dos puertos son utilizados por las líneas navieras globales que
hacen los viajes transpacífico, para redistribuir carga con destino a
Centroamérica (cuyos puertos en el Pacífico son en general más pequeños y
tienen restricciones para recibir barcos portacontenedores de cierto tamaño
-por ejemplo, de 8 a 10 mil TEUs o más)[10], y en sentido contrario,
para concentrar carga que llega de Centroamérica, con destino a países
asiáticos. En parte, por eso Manzanillo y Lázaro Cárdenas han aumentado su
carga contenerizada a tasas más altas que el resto. Otra explicación consiste
en la relevancia que ha adquirido el comercio con Asia y, en particular, con
países como China, Japón y Corea del Sur. El volumen de carga de importación es
considerablemente mayor al volumen de carga de exportación. Esto se traduce en
que 1.4 millones de cajas de exportación (el 60% de las cajas totales de
exportación) regresan vacías. Los principales puertos que concentran este
movimiento de cajas de exportación vacías en 2023 son:
· Manzanillo,
con 689,618 cajas anuales
· Lázaro
Cárdenas, con 362, 877 cajas anuales
· Veracruz,
con 175,416 cajas anuales.
Esta
es una oportunidad para generar carga de exportación que utilice estas cajas a
un precio menor, por lo menos temporalmente, negociando con las líneas
navieras, ya que para ellas las cajas vacías no le producen ingresos.
Altamira
tiene un menor número de cajas vacías de exportación porque su volumen de cajas
llenas de exportación[11] es el más alto del
litoral Golfo-Caribe, y sólo menor al de Manzanillo. Ensenada y Progreso se han
consolidado como puertos regionales, con un manejo firme, de escala media, de
carga contenerizada.
En el
periodo que se analiza, las cajas de 40 pies (2 TEUs) han crecido a un ritmo
mucho mayor, desplazando a las cajas de 20 pies. En 2005, había 1.7 cajas de 40
pies por cada caja de 20 pies. En 2023, la relación aumentó a 3 de 40 pies por
cada una de 20 pies.
El
movimiento de contenedores marítimos por cabotaje ha sido casi nulo en el país.
Al inicio de la actual administración se buscó promover “Carreteras Marítimas”
al estilo de los programas de Unión Europea “Autopistas del Mar” y “Marco
Polo”, o del programa del MARAD (Maritime Administration, dependiente
del Departamento de Transporte del gobierno federal en Estados Unidos), Marine
Highways. El interés inicial de algunas líneas navieras nacionales se
desvaneció con la pandemia del COVID-19, ya que el mercado de fletamento de
embarcaciones se disparó a niveles de costo prohibitivos. En la actualidad,
aunque el mercado casi ha regresado a la normalidad pre-pandemia, las
condiciones para impulsar el movimiento de carga por mar en vez de por tierra
dentro del país no están dadas. No basta con poner el membrete de “Carretera
Marítima” a una cierta ruta para que ésta empiece a funcionar. Se requiere de
una labor sistemática de investigación comercial, de promoción con los grandes
dueños/generadores de carga que puedan fungir como anclas para dar viabilidad a
nuevos servicios de transportación marítima, de contratos de largo plazo para
el fletamiento de buques de escala pequeña y media (600 a 1,500 TEUs) e incluso
del desarrollo de nuevas instalaciones y servicios ad hoc para el movimiento de
carga de cabotaje.
Manejo de contenedores de
comercio exterior en México 2023, en cajas |
||||||||||||||||
Ref |
Litoral/puerto |
Importación |
Exportación |
Cajas totales de comercio
exterior |
||||||||||||
Cajas llenas |
Cajas llenas totales |
Cajas vacías |
Cajas vacías totales |
Cajas totales |
Cajas llenas |
Cajas llenas totales |
Cajas vacías |
Cajas vacías totales |
Cajas totales |
|||||||
20 pies |
40 pies |
20 pies |
40 pies |
20 pies |
40 pies |
20 pies |
40 pies |
|||||||||
1 |
País |
552,750 |
1,615,800 |
2,168,550 |
42,892 |
192,421 |
235,313 |
2,403,863 |
259,777 |
675,527 |
935,304 |
320,867 |
1,086,673 |
1,407,540 |
2,342,844 |
4,746,707 |
2 |
Pacífico |
392,163 |
1,225,513 |
1,617,676 |
23,833 |
129,096 |
152,929 |
1,770,605 |
154,611 |
385,920 |
540,531 |
247,165 |
902,241 |
1,149,406 |
1,689,937 |
3,460,542 |
3 |
Ensenada |
28,799 |
96,208 |
125,007 |
6 |
5,290 |
5,296 |
130,303 |
4,124 |
31,367 |
35,491 |
25,217 |
69,150 |
94,367 |
129,858 |
260,161 |
4 |
Manzanillo |
271,954 |
742,540 |
1,014,494 |
8,003 |
61,700 |
69,703 |
1,084,197 |
107,995 |
243,526 |
351,521 |
164,138 |
525,480 |
689,618 |
1,041,139 |
2,125,336 |
5 |
Lázaro Cárdenas |
87,702 |
376,876 |
464,578 |
11,661 |
56,617 |
68,278 |
532,856 |
36,051 |
99,340 |
135,391 |
57,541 |
305,336 |
362,877 |
498,268 |
1,031,124 |
6 |
Otros |
3,708 |
9,889 |
13,597 |
4,163 |
5,489 |
9,652 |
23,249 |
6,441 |
11,687 |
18,128 |
269 |
2,275 |
2,544 |
20,672 |
43,921 |
7 |
Golfo-Caribe |
160,587 |
390,287 |
550,874 |
19,059 |
63,325 |
82,384 |
633,258 |
105,166 |
289,607 |
394,773 |
73,702 |
184,432 |
258,134 |
652,907 |
1,286,165 |
8 |
Altamira |
67,808 |
141,312 |
209,120 |
10,338 |
20,597 |
30,935 |
240,055 |
63,460 |
130,423 |
193,883 |
19,902 |
55,121 |
75,023 |
268,906 |
508,961 |
9 |
Veracruz |
89,284 |
228,952 |
318,236 |
1,729 |
15,593 |
17,322 |
335,558 |
33,828 |
117,482 |
151,310 |
51,402 |
124,014 |
175,416 |
326,726 |
662,284 |
10 |
Progreso |
3,046 |
12,032 |
15,078 |
431 |
11,932 |
12,363 |
27,441 |
1,208 |
19,693 |
20,901 |
2,030 |
4,402 |
6,432 |
27,333 |
54,774 |
11 |
Otros |
449 |
7,991 |
8,440 |
6,561 |
15,203 |
21,764 |
30,204 |
6,670 |
22,009 |
28,679 |
368 |
895 |
1,263 |
29,942 |
60,146 |
FUENTE: Elaboración propia con base en la
estadística de operación portuaria que publica la Coordinación General de
Puertos y Marina Mercante, SEMAR. |
La
carga de petróleo y derivados ha mantenido una participación relevante en el
movimiento de carga total a lo largo del periodo 2005-2023, pero con un
comportamiento diferenciado.
En el
litoral del Golfo-Caribe, la reducción en la producción de combustibles de las
refinerías de Minatitlán y Cd. Madero (4 y 1.9 millones de toneladas,
respectivamente), disminuyó el movimiento de cabotaje de Coatzacoalcos
(Pajaritos) y Tampico a otros puertos, como Tuxpan, Veracruz y Progreso. Esta
reducción, y el aumento en el consumo interior de combustibles, provocó un
aumento de 13 millones de toneladas en las importaciones de combustibles, a
través de Veracruz, Tuxpan, Progreso y Coatzacoalcos. Las exportaciones de
crudo por este litoral disminuyeron en 48 millones de toneladas,
particularmente a través de Cayo Arcas y Dos Bocas (44 y 6.7 millones de
toneladas, respectivamente). La dimensión de la caída obedeció primordialmente al
agotamiento del campo supergigante de Cantarell.
Con el
inicio de operaciones de la refinería de Dos Bocas, es previsible que se
atienda el consumo de la Península de Yucatán (su principal mercado) al 100%,
eliminando la importación de combustibles de Estados Unidos a través de
Progreso. Llama la atención el rezago en la habilitación de instalaciones
portuarias para el embarque de combustibles desde Dos Bocas, que es la vía de
desalojo natural para la nueva refinería, construida en los terrenos del
puerto.
También
se esperaría que la producción de la refinería de Dos Bocas se asignara a
atender el consumo del litoral mexicano del Pacífico, embarcando los
combustibles a Pajaritos, y de ahí por ducto a Salina Cruz, a fin de eliminar
las importaciones que llegan a través del Canal de Panamá. Para ello, se
requiere que PEMEX construya los muelles en espigón previstos dentro de su
terminal petrolera, ahora que la conclusión del rompeolas oeste permitirá
condiciones adecuadas de maniobrabilidad y operación en muelles.
Movimiento de petróleo y
derivados en puertos mexicanos 2023, en toneladas |
||||||
Ref |
Puerto/Litoral |
Altura |
Cabotaje |
Total |
||
Importación |
Exportación |
Entrada |
Salida |
|||
1 |
País |
34,461,784 |
65,946,742 |
8,451,149 |
6,802,079 |
115,661,754 |
2 |
Pacífico |
9,620,942 |
7,662,370 |
4,462,748 |
3,274,326 |
25,020,386 |
3 |
Rosarito |
3,471,956 |
0 |
58,216 |
0 |
3,530,172 |
4 |
La Paz |
981,728 |
0 |
590,093 |
0 |
1,571,821 |
5 |
Puerto Libertad |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
6 |
Guaymas |
1,245,459 |
0 |
693,184 |
0 |
1,938,643 |
7 |
Topolobampo |
874,037 |
0 |
348,466 |
55,046 |
1,277,549 |
8 |
Mazatlán |
1,024,186 |
0 |
775,446 |
0 |
1,799,632 |
9 |
Manzanillo |
1,478,092 |
321,212 |
349,150 |
126,175 |
2,274,629 |
10 |
Lázaro Cárdenas |
246,838 |
385,150 |
717,330 |
217,240 |
1,566,558 |
11 |
Acapulco |
0 |
0 |
463,100 |
0 |
463,100 |
12 |
Salina Cruz |
298,646 |
6,956,008 |
341,879 |
2,875,865 |
10,472,398 |
13 |
Otros |
0 |
0 |
125,884 |
0 |
125,884 |
14 |
Golfo-Caribe |
24,840,842 |
58,284,372 |
3,988,401 |
3,527,753 |
90,641,368 |
15 |
Tampico |
1,483,724 |
2,717,576 |
50,834 |
313,210 |
4,565,344 |
16 |
Tuxpan |
10,059,752 |
0 |
1,286,626 |
0 |
11,346,378 |
17 |
Veracruz |
5,870,741 |
0 |
5,000 |
0 |
5,875,741 |
18 |
Coatzacoalcos |
5,469,619 |
20,269,925 |
0 |
3,211,607 |
28,951,151 |
19 |
Dos Bocas |
318,793 |
16,135,144 |
514,988 |
0 |
16,968,925 |
20 |
Lerma |
0 |
0 |
131,049 |
0 |
131,049 |
21 |
Cayo Arcas |
0 |
19,161,727 |
0 |
0 |
19,161,727 |
22 |
Progreso |
1,638,213 |
0 |
1,999,904 |
0 |
3,638,117 |
23 |
Otros |
0 |
0 |
0 |
2,936 |
2,936 |
FUENTE: Elaboración propia con base en la
estadística de operación portuaria que publica la CGPMM, SEMAR. |
La
carga de cabotaje representaba el 27.7% de la carga total en 2005, y se redujo
a una participación del 19.5% en 2023, por la disminución de 30 millones de
toneladas en el movimiento de petróleo y derivados. El volumen total de la
carga de cabotaje ascendió a 57 millones de toneladas en 2023, de las cuales el
46.1% fue granel mineral, 26.6% de petróleo y derivados, y 24.9% de carga
general suelta. El granel mineral de cabotaje es un movimiento de escala y se
circunscribe a algunos productos y puertos: en el litoral del Pacífico, la sal
de Guerrero Negro a Isla de Cedros (y luego a la exportación) con más de 6
millones de toneladas anuales; el mineral de hierro de Guaymas y Manzanillo a
Lázaro Cárdenas, para la empresa acerera Arcelor Mittal (3.5 millones de
toneladas). En el litoral del Golfo-Caribe, el movimiento destacado fue de
material pétreo de Veracruz a Progreso, para el tren maya (1.9 millones de
toneladas). Hasta 2022, otro movimiento relevante fue el de la terminal Calica,
en Quintana Roo, cuyo concesionario Vulcan Materials Co. tenía más de dos
décadas exportando varios millones de toneladas de material pétreo a Estados
Unidos, hasta que entró en conflicto con el gobierno federal por motivos
ambientales. Las minas y el muelle de Vulcan, en lo que se conoce como Punta
Venado, dejaron de operar desde principios de 2023. Está en curso un enredado
proceso judicial en México y el extranjero.
La
carga general suelta de cabotaje corresponde al abastecimiento de nuestras
“islas” más pobladas. En el Pacífico, el flujo de carga entre Topolobampo y
Mazatlán con La Paz y Pichilingue en Baja California Sur (alrededor de 4
millones de toneladas al año). En el litoral del Golfo de México-Caribe, se
registra el abastecimiento del puerto de Dos Bocas a la zona de plataformas
petroleras marinas de la Sonda de Campeche (2.3 millones de toneladas), y
también el movimiento entre Punta Venado y Cozumel (867 mil toneladas).
Movimiento de carga de
cabotaje en puertos mexicanos, 2023
(en toneladas y por tipo de carga)** |
|||||||
Ref |
Puerto/ Litoral |
General Suelta |
Contenedores |
Granel Agrícola |
Granel Mineral |
Otros fluidos |
Total |
1 |
País |
14,262,910 |
177,340 |
813,947 |
26,387,546 |
353,525 |
41,995,268 |
2 |
Pacífico |
8,537,683 |
177,295 |
577,800 |
20,859,504 |
149,410 |
30,301,692 |
3 |
Isla de Cedros |
0 |
0 |
0 |
6,217,818 |
0 |
6,217,818 |
4 |
Guerrero Negro |
0 |
0 |
0 |
6,178,176 |
0 |
6,178,176 |
5 |
La Paz |
1,519,297 |
0 |
0 |
0 |
0 |
1,519,297 |
6 |
Pichilingue |
2,528,133 |
164,708 |
0 |
337,993 |
44,137 |
3,074,971 |
7 |
Guaymas |
0 |
0 |
0 |
1,211,377 |
0 |
1,211,377 |
8 |
Topolobampo |
2,598,453 |
0 |
434,583 |
110,123 |
0 |
3,143,159 |
9 |
Mazatlán |
1,584,824 |
4,816 |
0 |
10,500 |
0 |
1,600,140 |
10 |
Manzanillo |
15,741 |
0 |
0 |
2,159,061 |
0 |
2,174,802 |
11 |
Lázaro Cárdenas |
46,289 |
0 |
0 |
3,478,482 |
105,273 |
3,630,044 |
12 |
Otros |
244,946 |
7,771 |
143,217 |
1,155,974 |
0 |
1,551,908 |
13 |
Golfo-Caribe |
5,725,227 |
45 |
236,147 |
5,528,042 |
204,115 |
11,693,576 |
14 |
Veracruz |
14,750 |
0 |
0 |
1,884,001 |
0 |
1,898,751 |
15 |
Dos Bocas |
2,337,742 |
0 |
0 |
19,040 |
154,109 |
2,510,891 |
16 |
Progreso |
166,305 |
0 |
109,613 |
1,814,061 |
0 |
2,089,979 |
17 |
Cozumel |
867,115 |
0 |
0 |
0 |
0 |
867,115 |
18 |
Punta Venado |
867,115 |
0 |
0 |
333,902 |
0 |
1,201,017 |
19 |
Otros |
1,472,200 |
45 |
126,534 |
1,477,038 |
50,006 |
3,125,823 |
** No incluye la carga de petróleo y derivados
que ya se presentó de manera separada.
FUENTE: Elaboración propia con base en la estadística de operación
portuaria que publica la CGPMM, SEMAR. |
Para
la próxima década, por lo menos, la perspectiva de crecimiento de la carga
marítima, particularmente en su segmento más dinámico de contenedores, estará
asociada a tres fenómenos concurrentes, y a la actitud proactiva que pueda
asumir cada puerto:
b) La diversificación
de los puntos de cruce para el comercio exterior con Estados Unidos, de los
puertos terrestres a los puertos marítimos, para descongestionar los primeros y
hacerlos menos vulnerables
c) La
diversificación de la matriz de transporte del país, para aumentar el
transporte marítimo de cabotaje y reducir el transporte terrestre, sobre todo
de camiones de carga, por razones ambientales, de seguridad y de costo de la
infraestructura.
Prospectiva
de los puertos por litoral y proyectos prioritarios
El litoral
del Golfo de México tiene el potencial de convertirse en una zona de
intenso intercambio comercial entre México y Estados Unidos, a través del
transporte marítimo de corta distancia (TMCD, en inglés Short Sea Shipping)[13]. Esta oportunidad
proviene de la posibilidad de desviar un porcentaje de los cruces terrestres
que actualmente se hacen por los puertos fronterizos de Nuevo Laredo y Reynosa,
que en 2022 ascendieron a más de 3.4 millones de camiones llenos con dirección
al norte. La saturación de Nuevo Laredo ya es motivo de sobrecostos
importantes, además del ambiente hostil que ha generado el gobernador
republicano de Texas. Reducir el congestionamiento y la vulnerabilidad de
nuestros puertos fronterizos seria benéfico para el país. El impacto favorable
sobre el movimiento marítimo sería de gran magnitud, ya que si se desviara un
10% de los cruces de Nuevo Laredo a puertos marítimos mexicanos en el Golfo
generaría 347 mil cajas llenas de exportación adicionales, que equivalen al 88%
de las cajas llenas de exportación que ya salen actualmente por puertos
mexicanos.
Desviar
la carga de exportación de los puertos fronterizos terrestres a los puertos
marítimos del Golfo tendría sentido para empresas que no estuvieran localizadas
en la franja fronteriza norte y que tuvieran como destino el noreste y sureste
de Estados Unidos, ya que el costo logístico podría ser menor. Es un hecho,
también que estas regiones importan una alta proporción del total de Estados
Unidos (el 42%), pero la participación de México en ese monto es el más bajo de
todas las regiones de Estados Unidos (apenas el 7.8%, sumando el noreste y el
sureste). En contraste, en la región suroeste de Estados Unidos, que comprende
los estados fronterizos con México de Arizona, Nuevo México y Texas, además de
Oklahoma, la participación de nuestro país es del 34.2% (siendo que esa región
de Estados Unidos representa menos del 14% de las importaciones totales de ese
país).
Lo mismo sucede con las exportaciones de las regiones noreste y sureste de Estados Unidos, que representan el 38% de las exportaciones totales de ese país, pero México sólo participa con el 7.7%, cuando en la región suroeste alcanza casi el 30%
En
resumen, abrir rutas marítimas entre los puertos mexicanos del Golfo-Caribe y
los puertos estadounidenses de su costa noreste y sureste tiene sentido
logístico (menor costo y tiempo), para carga que no se genera en la franja
fronteriza entre ambos países y tiene como origen/destino esas regiones. Y
también representa una oportunidad de abrir “nuevos mercados”, con nuevas
exportaciones e importaciones, dada la baja participación actual de México en
esas regiones.
El
contexto del nearshoring reforzaría esta conveniencia logística y
oportunidad comercial, si se desarrollaran zonas industriales en torno a los
puertos marítimos mexicanos del Golfo, con la mira expresa de eslabonarse con
cadenas de valor globales establecidas en las regiones noreste y sureste de
Estados Unidos. Esto podría configurar iniciativas de desarrollo regional que
busquen explícitamente la vinculación con la planta productiva local, la
articulación de clústeres que incorporen innovación, investigación científica y
desarrollo tecnológico (i+I+D) y desarrollo de capacidades, así como a los
actores locales en un rol de liderazgo.
Cada
zona debería elaborar su visión de desarrollo regional con enfoque integral a
largo plazo, para garantizar que contará con la infraestructura de conectividad
física y digital, el agua y la energía limpia, así como las condiciones de
Estado de Derecho y seguridad pública, necesarios para impulsar un crecimiento
sostenido.[14]
En el
litoral del Golfo-Caribe, las opciones de impulsar el transporte marítimo de
cabotaje están referidas a los movimientos de carga contenerizada entre la
región centro-norte y noreste del país y la Península de Yucatán,[15] con base en los puertos
de Altamira, Tampico, Tuxpan y Veracruz, de un lado, y Progreso del otro.[16]
En
este orden de ideas, algunas de las prioridades de inversión portuaria en el
litoral Golfo-Caribe para la próxima administración federal serían:
· Fortalecer
el puerto de Altamira (el único puerto industrial en este litoral, y el puerto
de mayor tamaño y potencial de crecimiento del país), para que establezca una
zona industrial a partir del nearshoring, que sea modelo en el país; así
como para que amplíe su oferta de terminales marítimas y nuevas cargas, con el
dragado de sus dársenas norte y sur, y se perfile como puerto Hub en el
Golfo de México[17].
Al mismo tiempo, aprovecharía su potencial para impulsar el TMCD incluyendo el
cabotaje.
· Fortalecer el puerto de Progreso para que sea el puerto de la Península de Yucatán[18]. Ampliar la terminal remota, con el dragado de su canal de navegación para que puedan arribar buques portacontenedores de por lo menos 8 mil TEUs, y el relleno de un área para nuevas terminales marítimas de por lo menos 60 hectáreas, que le permita desarrollar una terminal de contenedores de mayor tamaño que la actual[19], y satisfacer necesidades de incremento en el manejo de otras cargas, como combustibles por parte de PEMEX. Generar una ruta fiscal desde la terminal remota hasta la zona de actividades logísticas que se ubicaría a corta distancia de la ciudad de Progreso, tierra adentro rumbo a Mérida.
· Redefinir
el papel del puerto de Coatzacoalcos en el corredor interoceánico del Istmo de
Tehuantepec. Sólo se elaboró un proyecto de nueva terminal de contenedores que
no reúne las condiciones de operación conforme al mercado que previsiblemente
podría atender. No se invirtió ni un peso en la habilitación de una terminal
dentro del recinto portuario de Coatzacoalcos que pudiera manejar contenedores en
un volumen mayor al actual (que es del orden de 20 mil TEUs) y dar servicio a
corto plazo en el corredor interoceánico con el ferrocarril mejorado que ahora
existe.[20] Y tampoco se concluyó el
tramo de ferrocarril que conectaría a la nueva terminal de contenedores por el
lado de Pajaritos.
· Concluir
la construcción de la infraestructura de protección del puerto de Dos Bocas, a
fin de estar en condiciones de construir una terminal de combustibles (para el
desalojo de la producción de la refinería nueva) con muelles en espigón
adosados al rompeolas oeste y una terminal de carga/descarga de crudo, en
muelles marginales adosados al rompeolas este, conforme al proyecto original
del puerto (y para dejar de utilizar las monoboyas, que son menos eficientes y
seguras). Complementariamente, habría que rellenar áreas que se han erosionado
y que podrían aumentar la capacidad de operación de otras cargas en el puerto.
Por su
parte, el litoral del Pacífico presenta la oportunidad de impulsar tres
proyectos portuarios de escala y de impacto regional significativo. El primero
de ellos se refiere a retomar el proyecto de puerto industrial de Salina Cruz
en la zona contigua al puerto actual conocida como Bahía del Marqués. Conviene
hacer algunas consideraciones para que se entienda mejor el contexto.
Este
gobierno federal puso en Salina Cruz el acento en terminar la construcción del
rompeolas oeste de la terminal petrolera de PEMEX, inconcluso desde el inicio
de la década de 1980. Esta obra se justificó porque permitiría por fin la
construcción de muelles en espigón para el manejo de productos petroleros y
combustibles, con mayor capacidad, eficiencia y seguridad que el manejo actual
a través de monoboyas a mar abierto. Desde la construcción de la refinería de
Salina Cruz, al final de la década de 1970, se planeó la terminal petrolera de
PEMEX para que pudiera desalojarse la producción por vía marítima y abastecer
por cabotaje a los distintos puertos del litoral mexicano del Pacífico.
Sin
embargo, PEMEX no acompañó con la construcción de sus muelles al proyecto de
terminación del rompeolas, que se orientó a dar protección a una terminal de
contenedores que los encargados oficiales (la Coordinación General del Corredor
Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, CG-CIIT) decidieron construir para
cumplir con la instrucción presidencial de que se terminara la obra antes del
fin de sexenio.
Hasta
el inicio de esta administración federal, el proyecto portuario nuevo que se tenía
previsto para Salina Cruz consistía en el desarrollo gradual de un puerto
industrial de grandes dimensiones, que no sólo fuera la puerta al Pacífico de
toda la región Sur-Sureste del país, sino que permitiera el establecimiento de
industrias de escala, como la acerera, la cementera, la petroquímica, y que
ahora se podría complementar con las nuevas industrias vinculadas a la
producción de energía limpia (particularmente eólica), de hidrógeno verde y sus
derivados, en una visión de atención al mercado regional (refinerías de PEMEX,
zona petroquímica, CFE), pero también de relación con el exterior, a través de
acuerdos de exportación de largo plazo a países asiáticos (Corea del Sur,
Japón), europeos (particularmente Alemania), y Estados Unidos (California).
Un
proyecto ancla en este desarrollo portuario sería una terminal de contenedores
de gran escala, capaz de recibir a los barcos portacontenedores de mayor tamaño
que en proporción creciente se utilizan actualmente en el mercado
internacional. Ningún puerto del litoral del Pacífico en el Continente
Americano tiene las condiciones necesarias para la operación de buques de +20
mil TEUs en forma regular (Los Angeles y Long Beach han recibido ocasionalmente
barcos de esa dimensión). Este podía ser un elemento diferenciador para que las
líneas navieras vieran con mayor interés la ruta alternativa para llevar carga
asiática a toda la región al este del Mississipi en Estados Unidos, a través
del corredor ferroviario interoceánico que conectaría con el puerto de Coatzacoalcos,
donde tendría que haber también una terminal de contenedores de escala
suficiente para distribuir los contenedores según el puerto de destino en
Estados Unidos que les resultara más conveniente, desde Houston en el Golfo de
México, hasta Nueva York en la costa noreste. El caso fue que la CG-CIIT
abandonó la alternativa de un gran puerto industrial por etapas, y decidió
hacer un parche dentro de la terminal petrolera (pensando que lo podría terminar
antes del fin de sexenio), aprovechando su dimensión y profundidad, y que al
concluir el rompeolas habría condiciones de maniobrabilidad adecuadas para el
arribo de los grandes buques portacontenedores.
Afortunadamente,
no fueron capaces de resolver los problemas técnicos que planteaba la idea
errónea de meter con calzador una terminal de contenedores dentro de una
terminal petrolera. No había espacio suficiente, la conexión ferroviaria sería
muy ineficiente y cruzaría a la mitad de la ciudad de Salina Cruz, y el
movimiento simultáneo interior de grandes buques tanque petroleros y grandes
barcos portacontenedores generaba condiciones de riesgo, exponenciadas por los
fuertes vientos prevalecientes en la zona. No se logró poner una sola piedra en
la construcción de ese proyecto, ni se pondrá -afortunadamente- en las
condiciones que se han planteado.
Para
que el corredor interoceánico funcione, deben corregirse varios aspectos:
· Olvidarse
de la terminal de contenedores dentro de la terminal de PEMEX y empezar a
planear el puerto industrial por etapas en la zona contigua de Bahía del
Marqués
· Construir
el tramo de ferrocarril que conectaría con la nueva ubicación de la terminal de
contenedores, y que ya no cruzaría por la ciudad
· Hacer
la planeación regional para desarrollar un Hub de energías limpias y de
producción de hidrógeno verde y derivados, y la programación de proyectos de
corto, mediano y largo plazos, públicos y privados
· Revisar
y ajustar el proyecto de terminal de contenedores nueva en el puerto de
Coatzacoalcos a la luz de las condiciones de mercado que habrá de atender
· Enfocar
el desarrollo de los parques industriales dentro de un programa regional
integral que incorpore y articule los elementos de energía limpia, agua,
conectividad física y digital, gas, infraestructura y servicios urbanos,
desarrollo de capacidades, que le den soporte a las empresas que se establezcan
y a sus trabajadores.
Un
proyecto de esta naturaleza, con una terminal de contenedores de grandes
dimensiones (+200 hectáreas), podría atender eficientemente las necesidades de
transportación marítima en la Cuenca del Pacífico de la región Sur Sureste del
país, así como los requerimientos de comercio exterior de las empresas que se
instalen en los parques industriales que se desarrollen a lo largo del
corredor. Además, aportaría condiciones de viabilidad para la ruta alterna
entre los países asiáticos y las regiones noreste y sureste de Estados Unidos[21]. Finalmente, una terminal
de contenedores de escala en este sitio ayudaría al manejo de la carga de
transbordo que hoy llega a los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas.
En
2023, los contenedores de transbordo en Manzanillo y Lázaro Cárdenas sumaron +1.34
millones de TEUs (el 24% del movimiento total de contenedores en ambos
puertos). Si esta carga, total o parcialmente, se concentra en el futuro en un
nuevo puerto de dimensiones suficientes en Salina Cruz, se aliviaría la
saturación temporal que han experimentado los dos principales puertos del
Pacífico. Además, en ambos están ampliándose las capacidades de manejo de
contenedores. CONTECON, en Manzanillo, inició la fase III de terminal, con lo
que pasará de una capacidad de 1.2 millones de TEUs a +2 millones de TEUs para
2025. En Lázaro Cárdenas, tanto la terminal de Maersk como la de Hutchinson
están ampliando su capacidad en términos semejantes a los de CONTECON. Habrá
suficiente capacidad en los próximos años para atender el movimiento de
contenedores del país por el Pacífico. Y, aunque cada puerto tiene una zona de
influencia preferente (Manzanillo hacia el occidente y centro-norte, y Lázaro Cárdenas
hacia la zona metropolitana del valle de México), pueden ser sustitutos uno del
otro en caso necesario.
No hay
una urgencia por desarrollar Cuyutlán. Tienen prioridad otros proyectos que
contribuyan a mejorar la conectividad terrestre -ferroviaria y carretera- de
ambos puertos, así como a hacer más eficientes y seguros los flujos de carga de
entrada (centro regulador de transporte terrestre en Manzanillo[22]) y de salida (desarrollo
de puertos secos en puntos estratégicos cercanos a cada puerto, para agilizar
el desalojo de contenedores y hacer el trasvase a escala de contenedores
marinos a contenedores de 53 pies del autotransporte).
El
segundo proyecto portuario de escala que convendría impulsar es el de una nueva
terminal de usos múltiples en Puerto Chiapas para atraer una parte
significativa del comercio exterior que hoy se realiza entre México y
Centroamérica, por ruedas, que cruza por Cd. Hidalgo[23]. Hay un estudio de
mercado que indica la posibilidad de generar un movimiento significativo de
carga contenerizada en Puerto Chiapas a partir del movimiento por cabotaje de
la carga que hoy se envía por autotransporte desde diferentes zonas del país
hasta la frontera con Guatemala. Ahí, la carga mexicana se trasvasa a otra caja
de un camión centroamericano, que la lleva hasta su destino final. Esta misma
operación podría hacerse en Puerto Chiapas, o bien se podrían desarrollar rutas
marítimas de corta distancia para que la carga de exportación mexicana que
llega al puerto sea transbordada a otra embarcación que la lleve al puerto
centroamericano más conveniente. En sentido inverso, las importaciones de
México provenientes de Centroamérica, podrían subirse a este esquema.
Contar
con un puerto funcional de escala media tendría un gran impacto en la región de
la costa de Chiapas, y en la región guatemalteca más próxima a la frontera. Hay
proyectos para desarrollar zonas industriales (subsisten 500 hectáreas
federales que se adquirieron para el programa de zonas económicas especiales a
finales del sexenio pasado). Y urge generar opciones de empleo alrededor de
Tapachula y en la franja guatemalteca del otro lado de la frontera para paliar
el problema generado por el enorme y creciente flujo migratorio que cruza por
esta zona.
Habría
que hacer una labor de promoción de mercado con un puñado de grandes empresas
que concentran una proporción elevada de la carga contenerizada de exportación
e importación. En paralelo, habría que trabajar con líneas navieras nacionales
interesadas en el diseño de las rutas marítimas más convenientes, en función
del origen y destino de la carga. En el aspecto técnico de la nueva terminal de
usos múltiples, las obras de dragado ayudarían al resto de las actividades que
hoy se realizan en el puerto, y se darían las condiciones para que los
combustibles que se consumen en la región lleguen por mar y no por ruedas desde
la refinería de Salina Cruz.
El
tercer proyecto de escala que podría impulsarse en el litoral del Pacífico se
refiere al nuevo puerto de Punta Colonet, que el gobierno de Baja California
está promoviendo. El proyecto está en la fase de estudios técnicos y de
mercado, e incluye la construcción de un puerto y de un tramo carretero de 300
kilómetros a la frontera con Estados Unidos, así como las obras de
infraestructura y desarrollo urbano que permitieran el crecimiento gradual de
un centro de población que podría alcanzar más de 100 mil habitantes en 10 años.
Se trata por tanto de un magno proyecto de desarrollo regional que tendría un
alto impacto en el estado.
Su
fundamentación de mercado es esencialmente la misma que cuando se intentó por
primera vez en 2007-2008: generar una alternativa al congestionamiento de los
puertos de Los Angeles y Long Beach, en la carga contenerizada que arriba de
los países asiáticos con destino a las grandes ciudades estadounidenses al este
del río Mississipi.
El
planteamiento inicial es que el puerto y el ferrocarril se podrían financiar
con recursos privados al 100%. Faltaría definir cómo se financiaría todo lo demás.
Conclusión
El
próximo gobierno federal tiene en el sistema portuario nacional una palanca
poderosa para impulsar el desarrollo, con oportunidades y proyectos claros.
[1]
“Desarrollo regional con identidad” es un concepto que propone Xóchitl Gálvez,
y que a mi entender significa promover actividades económicas con valor
agregado con el liderazgo de las comunidades y actores locales, aprovechando
los potenciales que cada región tiene, fortaleciendo clústeres con innovación,
investigación científica y desarrollo tecnológico (i+I+D), que se puedan
eslabonar eficientemente con las cadenas de valor globales que se están
regionalizando en América del Norte en virtud del “nearshoring”.
[2]
Aquí sólo se consideran las APIs que mueven carga. Hay una API turística
(Puerto Vallarta) y otras muy pequeñas o en desarrollo, como las APIs de
Tamaulipas y de Veracruz (ambas estatales).
[3] A
través de contratos de cesión parcial de derechos y obligaciones con
particulares, y mediante licitaciones públicas. En general, el esquema ha
consistido en que la inversión pública se hace cargo de las obras de
infraestructura de recuperación más lenta, como rompeolas, dragados,
habilitación de terrenos, vialidades, entre otros; mientras que la inversión
privada desarrolla terminales marítimas específicas, con muelles, patios,
equipos e instalaciones.
[4]
Todas las APIs federales menos una (Puerto Chiapas) son autosuficientes, y
algunas tienen utilidades apreciables.
[5] El
modelo se conoce como de Landlord, ya que el administrador portuario que
es “dueño”, cede temporalmente una parte de sus bienes para que otra empresa
especializada se haga cargo y desarrolle terminales adecuadas para el manejo de
los distintos tipos de carga (contenedores, carga general suelta, graneles
(agrícola, mineral y fluidos), y -por su importancia en el caso de México-
petróleo y derivados.
[6]
Sin considerar la carga de crudo y combustibles que sigue siendo el principal
tipo de carga en volumen (medido en toneladas) del sistema portuario, con casi
el 40% del total, a pesar de que ha perdido participación significativamente en
los últimos 20 años.
[7] La
transferencia de los puertos a la SEMAR se justificó esencialmente por el
combate al contrabando de drogas (principalmente precursores para la
fabricación de fentanilo procedentes de China), que se pensaba controlar si los
marinos asumían directamente el manejo de los puertos. Conforme a la
información pública disponible, esto no ha sucedido.
[8]
Los puertos marítimos de Estados Unidos, por ejemplo, se manejan en forma
descentralizada. Sus “dueños” son autoridades estatales o municipales, con
participación relevante de las comunidades de negocios relacionadas con las
cargas que se movilizan por cada puerto.
[9] El
92% del total de contenedores movilizados lo hicieron a través de los 4 puertos
más grandes.
[10]
TEU (twenty feet equivalent unit) es un contenedor de 20 pies de largo, y se
utiliza regularmente para medir la capacidad de los barcos portacontenedores.
En los últimos años, y de manera creciente, se han incorporado barcos cada vez
más grandes. Los más grandes en la actualidad tienen una capacidad del orden de
24 mil TEUs, que se han concentrado en la ruta comercial entre Asia y Europa,
ya que ahí se cuenta con puertos capaces de recibir barcos de ese tamaño. En el
litoral del Pacífico americano no hay puertos diseñados para operar barcos tan
grandes. Sólo hay uno en construcción en Perú (Chancay), a cargo de un
consorcio chino liderado por la línea naviera de ese país (COSCO). A México han
arribado barcos de hasta 18 mil TEUs, a Manzanillo (a la terminal de CONTECON)
y a Lázaro Cárdenas (tanto a la terminal de Maersk como a la Hutchinson), y es
probable, por sus dimensiones, que Lázaro Cárdenas pudiera recibir barcos aún
más grandes.
[11]
Provenientes de las zonas industriales de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua,
Durango, Tamaulipas, San Luis Potosí, Aguascalientes, e incluso de Querétaro y
el Bajío, que forman parte de su zona de influencia.
[12]
Cabe mencionar que estas importaciones son las de mayor costo, ya que provienen
del Golfo de México estadounidense y tienen que cruzar por el Canal de Panamá.
A diferencia, por ejemplo, de las importaciones de combustibles que se hacen a
través del puerto de Tuxpan para la zona metropolitana del valle de México.
[13]
Ya hay rutas de TMCD entre México y Estados Unidos, pero representan una
fracción muy pequeña de la carga marítima movilizada. Algunas rutas tienen más
de 20 años, como la de Puerto Morelos, Quintana Roo a Port Everglades, Florida
en barquitos de menos de 300 TEUs; la ruta del Puerto de Progreso, Yucatán a
Panama Port, Florida, en barcos pequeños de 600 TEUs; la ruta de los
ferrobuques de Coatzacoalcos al Puerto de Mobile, Alabama. Otras rutas más
recientes incluyen a la línea naviera familiar World Direct Shipping que arriba
a varios puertos mexicanos en el Golfo (Coatzacoalcos, Tuxpan, Progreso) y
tiene su base en Port Manatee, Florida, a la entrada de la bahía de Tampa; y la
ruta de Altamira a Tampa, a cargo de la línea naviera Zim. Recientemente, la
línea naviera regional Crowley anunció su nueva ruta del Puerto de Tuxpan al
Puerto de Mobile, en una alianza con la terminal de contenedores de SSA en
Tuxpan. Finalmente, cabe mencionar que ya se tuvieron hace algunos años rutas
de conexión con la costa noreste de Estados Unidos, como la de Sealand de
Veracruz a Filadelfia, que inició en 2016 y se suspendió en 2017, probablemente
porque no se hizo una labor previa suficiente de mercadeo.
[14]
Serían como las zonas económicas especiales que se intentó desarrollar en el
sexenio anterior, pero “recargadas”, y con una gobernanza compartida entre los
tres órdenes de gobierno. Su papel sería de motores internos de crecimiento que
complementen el motor de las exportaciones, para alcanzar tasas anuales
superiores al 5% del PIB.
[15]
En la Unión Europea, se considera que la carga que deba recorrer 500 kilómetros
o más, entre su origen y destino, tendría que transferirse al transporte
marítimo o ferroviario.
[16]
Puerto Morelos podría ser un segundo puerto a utilizar en la Península de
Yucatán, pero tiene actualmente restricciones de calado. Otra opción, si se
resuelven los conflictos legales, podría ser Punta Venado, reconvertido en
puerto comercial, aprovechando la profundidad que tiene.
[17] A
diferencia de los puertos estadounidenses en el Golfo de México, Altamira es un
puerto con amplio potencial de crecimiento y de acceso inmediato. Houston,
Nuevo Orleans, Mobile requieren que los barcos naveguen varias horas por sus
respectivos ríos, para llegar a sus instalaciones portuarias. Para llegar a
Tampa se requiere atravesar la Bahía profunda. En las rutas trasatlánticas, las
líneas navieras se ven obligadas cada vez con mayor frecuencia, a saltarse uno
o más puertos en su itinerario (para completar el recorrido en el tiempo
preestablecido) que normalmente incluye primero al puerto de Altamira y después
a los puertos de Estados Unidos. Podría plantearse la conveniencia de que, así
como Manzanillo y Lázaro Cárdenas son puertos de transbordo para las líneas
navieras en las rutas transpacífico con respecto a los puertos de
Centroamérica, Altamira lo sea para las líneas navieras en las rutas
trasatlánticas con respecto a los puertos estadounidenses del Golfo de México.
Para ello, necesita una profundidad suficiente que permita el arribo de barcos
portacontenedores de por lo menos 18 mil
TEUs. Hoy los barcos que cruzan el Canal de Panamá provenientes de Asia y
arriban directamente a puertos estadounidenses del Golfo, tienen un límite de
tamaño de 12 a 14 mil TEUs, según su diseño. De Europa, los barcos más grandes
suelen hacer escala en los Hubs del Caribe (Freeport, Kingston, Caucedo, etc.),
y de ahí transbordar la carga a embarcaciones de menor que tamaño que la llevan
a los distintos puertos estadounidenses del Golfo de México.
[18]
La zona metropolitana de Mérida es ya un imán para el nearshoring, y
este fenómeno podría extenderse hacia otras zonas de la Península, incluyendo
los estados de Campeche y Quintana Roo.
[19]
De este modo, la terminal de contenedores actual podría ocuparse crecientemente
del movimiento de carga de cabotaje.
[20]
Solamente se sacó una licitación pública al vapor plagada de irregularidades, a
finales de 2023, para operar y equipar un área muy reducida que se destinaría
al manejo “preferencial” de contenedores. La licitación fue ganada por GAMI
(filial de Grupo INDI, la constructora favorita de este gobierno) en consorcio
con Mota-Engil, constructora global de origen portugués, y en la que participa
con el 32.4% del capital social la empresa china “China Communications
Construction Co, Ltd. (CCCC) desde mayo de 2021. A los pocos días de haber
ganado la licitación de los puertos, Mota-Engil ganó también la licitación
pública de tres de los seis parques industriales que estaban en concurso,
dentro del corredor interoceánico. La licitación de la terminal marítima de
Coatzacoalcos incluyó también la operación y equipamiento de una parte de la
terminal de usos múltiples del puerto de Salina Cruz. Finalmente, para no
olvidar las terminales nuevas de contenedores de mayor escala que se esperaban
como parte del proyecto del corredor interoceánico, se otorgó en la licitación
una opción al ganador de poder construir y operar dichas terminales en el futuro,
antes de 5 años, o cuando las terminales actuales alcanzaran un nivel de
operación de 150 mil TEUs anuales.
[21]
Las rutas tradicionales entre los países asiáticos y la región noreste-sureste
de Estados Unidos son, en primer lugar, a través de los puertos de Los Angeles
y Long Beach y el robusto puente terrestre ferroviario que existe entre estos
puertos y las principales ciudades de Estados Unidos al este del río
Mississipi. En segundo término, a través del Canal de Panamá, para barcos de un
máximo de 12 a 14 mil TEUs. Una tercera ruta sería a través del Canal de Suez. Las
tres enfrentan limitaciones y problemas aparentemente coyunturales.
[22]
Lázaro Cárdenas y Veracruz cuentan con centros reguladores de este tipo que
funcionan bien y pueden dar la pauta para Manzanillo y Altamira.
[23] En
2023, el empresario tapachulteco Carlos Vila financió un estudio para analizar
la viabilidad de construir una terminal remota (similar en concepto a la de
Progreso), para salvar el problema estructural de Puerto Chiapas que consiste
en la necesidad de hacer un dragado constante, cuando en los 50 años de
existencia del puerto no se ha logrado alcanzar un volumen suficiente de carga
(esto se ha convertido en una necesidad permanente de transferencia de recursos
públicos para el puerto pueda seguir funcionando). La solución técnica
identificada lograba, en efecto, brincar la franja marítima de azolvamiento, de
manera que la terminal remota no necesitaría hacer dragados de mantenimiento,
pero no evitaba que el puerto actual siguiera requiriendo de dragados constantes,
si se quería mantener en operación. La evaluación financiera del proyecto
indicaba que la inversión era demasiado alta para que pudiera hacerse solamente
con recursos privados. La disyuntiva para la SEMAR era, si decidía apoyar el proyecto
con algunos miles de millones de pesos, si debía financiar parcialmente la
construcción de una terminal remota, o si debía promover la construcción de la
terminal dentro del puerto actual, con las obras de dragado y contención
necesarias que dieran la posibilidad de la participación privada en el
desarrollo de una terminal nueva de usos múltiples, cuyos niveles de operación
generaran recursos suficientes de contraprestación como para cubrir el costo
anual de los dragados de ahí en adelante.