martes, 6 de febrero de 2024

El papel de la transición energética en el desarrollo de México: "hubs" potenciales de energías renovables e hidrógeno verde

  

La transición energética es un eje estructurador de las agendas de crecimiento económico (+5% anual), de política industrial verde, de desarrollo regional con identidad, y de combate al cambio climático (aumentar significativamente la producción y uso de energías renovables, y reducir aceleradamente la generación de GEIs).

 

Producir energías renovables al ritmo que demanda el crecimiento del país, y la sustitución de energías fósiles, demandará de grandes volúmenes de inversión pública y privada. Proyectar la demanda de energía en escenarios de alto crecimiento y los requerimientos de recursos para los próximos 25 años (como señala la Ley de Planeación) es un primer ejercicio necesario para poder dimensionar el tamaño del esfuerzo técnico y financiero.

 

La transición energética dentro de una política industrial verde tiene varias vertientes. La primera se refiere a la ampliación de la generación de electricidad con base en energías renovables (particularmente solar y eólica), que pueda absorber la red de transmisión y distribución de manera directa. Para ello se requiere fortalecer esa red (particularmente de las zonas productoras de energía renovable a las zonas de mayor consumo de electricidad), así como desarrollar infraestructura de producción, almacenamiento y distribución de hidrógeno verde (además de baterías), para generar sistemas de respaldo a la intermitencia de las energías solar y eólica.

 

Una segunda vertiente se refiere a la creciente absorción de más energía renovable a través de la sustitución de gas natural por hidrógeno verde, como combustible de las plantas de generación eléctrica. Esto requerirá modificaciones en turbinas y la red de gasoductos.

 

Una tercera vertiente consiste en la sustitución del hidrógeno gris que consumen las refinerías y plantas petroquímicas por hidrógeno verde, así como el uso creciente de hidrógeno verde en vez de combustibles fósiles en procesos industriales intensivos en energía y demandantes de altas temperaturas, como el cemento y el acero. También en la producción de hidrocarburos se pueden incorporar tecnologías para la captura, almacenamiento y utilización del carbono (CCUS, por sus siglas en inglés), a fin de eliminar el venteo de gases como el metano.

 

Finalmente, una cuarta vertiente es la producción de combustibles verdes (nuevamente hidrógeno verde y sus derivados como metanol verde y amoniaco verde, entre otros), en sustitución gradual de los combustibles fósiles, para el transporte (tanto de barcos, como de aviones y de vehículos terrestres pesados y ligeros), que pueda aprovechar la infraestructura instalada, a fin de minimizar los activos “varados” que podrían experimentar países petroleros como México. Esta posibilidad se apoya en la alternativa tecnológica que están siguiendo empresas como Toyota y VW para mantener el uso de motores de combustión y desarrollar celdas para hidrógeno verde, en vez de utilizar solamente baterías, en el competido mercado de la electromovilidad (que está todavía en su fase inicial de desarrollo).

 

La manera de avanzar de manera más acelerada y eficiente en la transición energética consiste en el desarrollo de “Hubs”, con un enfoque de “desarrollo regional con identidad” (concepto que forma parte del decálogo que ha formulado Xóchitl Gálvez para el desarrollo del país), que integra el eje energético con el eje industrial, logístico y de transporte, dentro de una zona en la que se realice una planeación y ordenamiento territorial con visión de largo plazo, y una participación determinante de los actores locales.

 

Otros componentes generales que serían necesarios para darle el sentido de desarrollo regional con identidad consisten en:

 

·       Impulsar “clusters” con empresas medianas y pequeñas locales que se puedan eslabonar a las grandes industrias atraídas por el “nearshoring”, a partir de servicios especializados para el desarrollo de capacidades, la innovación, la investigación científica y el desarrollo tecnológico (i+I+D)

·       Adoptar como eje estructurador el desarrollo de la cadena de valor de las energías renovables (eólica, solar, hidrógeno verde, derivados del hidrógeno verde), así como de la generación eléctrica in situ y la desalinización del agua marina.

·       Formular acuerdos de transferencia y desarrollo tecnológicos con empresas líderes en el mercado mundial.

·       Desarrollar infraestructura e instalaciones portuarias para el transporte eficiente por mar del hidrógeno verde y derivados que no se consuman localmente, a otras regiones del país o del extranjero.

 

Habría por lo menos una media docena de zonas con gran aptitud para desarrollar  “Hubs” con el perfil mencionado, entre otros:

 

1. .   Cuenca sur del Istmo de Tehuantepec, con un nuevo puerto industrial en Salina Cruz que sí pueda potenciar el corredor interoceánico (no el proyecto portuario que definió este gobierno). Se incorporarían los parques eólicos privados y el público, así como el proyecto que está desarrollando una empresa danesa para producir hidrógeno verde. Se generaría energía eléctrica suficiente para el desarrollo industrial previsto a lo largo del corredor interoceánico. Se atendería el mercado de sustitución de hidrógeno gris de las refinerías de Salina Cruz y de Minatitlán, con posibilidad de incluir la de Dos Bocas.

 

2.     Litoral de la Península de Yucatán, de Sisal a Cd. del Carmen, incluyendo la zona de producción petrolera costa afuera de la Sonda de Campeche (aprovechando puertos como Yucalpetén y Sisal en Yucatán y Seybaplaya e Isla del Carmen en Campeche). Ya hay un parque solar de cierta magnitud cerca de Cd. del Carmen, y habría condiciones para explorar la viabilidad de desarrollar la energía eólica costa afuera, por la baja profundidad de la plataforma continental alrededor de la Península de Yucatán. La experiencia de trabajo de casi 50 años de producción petrolera costa afuera sería de gran ayuda para ello. Una empresa alemana está desarrollando un proyecto de producción de amoniaco verde para exportación. La producción de hidrógeno verde podría sustituir gradualmente el gas natural que llega a través del gasoducto Mayakán para alimentar las plantas de generación eléctrica de la Península.

 

3.     Proyecto multimodal portuario-ferroviario de Punta Colonet y zonas industrial y urbana de apoyo. El gobierno de Baja California viene estudiando hace un par de años la factibilidad de revivir el proyecto para desarrollar un nuevo puerto de gran escala en la zona denominada Punta Colonet, 100 kilómetros al sur de Ensenada, que se conectaría con un nuevo tramo ferroviario del orden de 300 kilómetros hasta la frontera con Estados Unidos, a un costado de Mexicali, a fin de captar una porción del movimiento de contenedores que tienen los puertos de Los Ángeles y Long Beach (10 a 20%), y su puente terrestre ferroviario al centro y noreste de Estados Unidos. La dimensión del proyecto requeriría del desarrollo de una zona urbana robusta para alojar del orden de 100 mil habitantes en los próximos 10 años. Habría que desarrollar sistemas de energía y de agua acordes con las necesidades de largo plazo del proyecto integral.

 

4.     Noreste de Tamaulipas y puerto industrial de Altamira.- La producción de energía renovable en una amplia zona del noreste de Tamaulipas podría vincularse con la producción de hidrógeno verde y de energía eléctrica en el puerto de Altamira, concebido como un puerto industrial, y cuyo desarrollo es todavía incipiente. Su reserva territorial es de varios miles de hectáreas, y tiene como zona urbana de apoyo a las ciudades de Tampico-Cd. Madero-Altamira. Se podría sustituir el uso de hidrógeno gris en la refinería de Cd. Madero y, si se define en el futuro relocalizar la refinería de Cadereyta al puerto industrial, también podrían incluirse sus necesidades de hidrógeno verde.

 

5.     Estado de Sonora y puertos de Punta Peñasco, Libertad, Guaymas y Topolobampo (este último en Sinaloa). El proyecto de producción de energía solar que integró precipitadamente el gobierno federal con el gobierno del estado para llevarlo a la COP de Cambio Climático de finales de 2022, como muestra del compromiso de México, ha seguido avanzando, pero se requiere darle una perspectiva clara de largo plazo. En Topolobampo se ha anunciado un joint venture entre una empresa estadounidense y la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial, para la construcción de una planta de gran escala para producir metanol verde.

 

Una política pública para impulsar este tipo de proyectos integrales con visión de desarrollo regional con identidad, podría ayudar a impulsar el crecimiento económico desde lo local, y a generar plataformas aptas para el “nearshoring” en zonas distintas a las tradicionales (frontera norte y centro-occidente).

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