Es atribución exclusiva del Instituto Nacional Electoral (INE) hacer la distribución de los diputados plurinominales entre los partidos y coaliciones que participaron en la elección federal de junio pasado. Pero el gobierno federal, en una muestra más del abuso de poder que lo ha caracterizado todo el sexenio, sacó sus propios cálculos, los difundió en la mañanera dos días después de las elecciones, y los está defendiendo con todos los medios a su alcance para influir en quienes tienen la atribución legal en la materia: el INE en primera instancia, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), si alguien se inconforma con la resolución del INE.
Como era de esperarse, los números del gobierno federal están adulterados. Esconden una trampa evidente. Veamos los hechos:
1. Los satélites de Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), no ganaron ni una sola diputación por mayoría relativa (o uninominal). Morena ganó 37 distritos en forma directa. El Partido Acción Nacional (PAN) ganó 3 distritos por mayoría relativa, Movimiento Ciudadano 1, y otro distrito fue para un candidato independiente debidamente registrado.
2. Como COALICIÓN, Morena, PT y PVEM, ganaron 219 distritos de un total de 300. En todos ellos, la votación mayoritaria fue para Morena. Es decir, como COALICIÓN, los satélites de Morena tampoco ganaron ni un sólo distrito electoral. Debemos recordar que la votación a una COALICIÓN se registra inicialmente por partido, pero en virtud de la COALICIÓN, la distribución de diputaciones uninominales se pacta entre los participantes, independientemente de los votos que reciben. Por ese acuerdo entre partidos, que no deriva del porcentaje de votos que recibieron cada uno en las urnas, Morena "trasvasó" (para usar el término acuñado por Ciro Murayama) a sus satélites 95 diputaciones uninominales; esto es, el 43.4% de las diputaciones totales ganadas por Morena dentro de la COALICIÓN.
3. Independientemente de la adulteración del voto ciudadano expresado en las urnas, al darle una diputación uninominal a un partido que no ganó, la trampa de Morena consiste en hacer sus cuentas de distribución de diputados uninominales como COALICIÓN, y luego tratar de que la distribución de las diputaciones plurinominales (los otros 200 diputados) se haga por partido individual, tomando como base para el cálculo, no el resultado de la votación en las urnas para cada partido, sino la distribución administrativa que hicieron los partidos dentro de su COALICIÓN.
4. El resultado práctico sin la artimaña que pretende Morena es que, como COALICIÓN, a Morena y sus satélites correspondería un máximo de 42 diputados plurinominales, debido a que ganó 256 distritos electorales de mayoría relativa (37 directamente como Morena y 219 como COALICIÓN), y la Constitución fija como límite un máximo de 300 diputados en total, sumando uninominales y plurinominales.
5. En cambio, con los números tramposos de Morena, al "desinflar" el número de diputados que ganó Morena, e "inflar" el número de diputados de sus satélites, los tres partidos aspiran a ganar 117 diputaciones plurinominales, más del doble de las que realmente le corresponden.
6. Si se hacen todos los cálculos en forma congruente, tomando como base los resultados de las COALICIONES, Morena y sus satélites no alcanzan la mayoría calificada. Pero incluso, si se quisiera, por alguna extraña razón, hacer las cuentas -TODAS- como partidos individuales, tampoco alcanzaría Morena y sus satélites la mayoría calificada, porque la base de cálculo serían las diputaciones ganadas en las urnas por cada partido, y no la distribución administrativa que hicieron posteriormente (el "trasvase").
7. Si sólo fuera un asunto aritmético, con lo anterior quedaría resuelto el tema. Pero no hay que olvidar el fundamento y motivación de la Constitución y la ley electoral en este tema:
a) En un país plural como México, es indispensable proteger los derechos políticos de las minorías.
b) Ninguna fuerza política (partido político individual o coalición) debe tener el poder de cambiar por sí misma la Constitución Política del país (para lo cual requiere mayoría calificada en las dos cámaras). De ahí el límite infranqueable de 300 diputados.
Hay que recordar lo que está en juego si se permite a Morena y sus satélites obtener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados:
- desaparición del Poder Judicial de la Federación como lo conocemos, sin que se resuelvan los problemas del sistema de procuración e impartición de justicia
- desaparición del INE y absorción de sus funciones por parte del gobierno federal (como antes de 1997)
- desaparición de organismos autónomos que acotan el poder presidencial, como el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), que ha sido pieza clave para poner en evidencia los grandes casos de corrupción del gobierno
- permitir a nivel Constitucional la participación de las fuerzas armadas en todas las actividades públicas del país, con lo cual se generalizaría el manejo discrecional y opaco de los recursos públicos y se daría un paso definitivo hacia la militarización del país.
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