jueves, 5 de julio de 2018

Localización de las refinerías propuestas en el Proyecto de Nación de AMLO


AMLO ha declarado hoy a los medios de comunicación que ya se están preparando los proyectos para las dos refinerías propuestas en su Proyecto de Nación.  Es oportuno expresar mi opinión acerca de los sitios que se han pre-seleccionado para establecer dichas plantas. derivada de una experiencia profesional en la consultoría relacionada con la industria petrolera y la actividad portuaria.

Una primera consideración general sugiere la conveniencia de concentrar la ampliación de capacidades de refinación en los mismos sitios o en las zonas aledañas en que ya se encuentran instalaciones previas de este tipo.  Ello obedece a dos razones:  una, que la gran escala que requieren las plantas de refinación obliga a desarrollar una infraestructura de soporte regional de gran envergadura, que está disponible en los sitios en que ya se han realizado inversiones; y otra, a la posibilidad de reutilizar eficientemente los subproductos del proceso de refinación como insumos para la industria petroquímica, dado que las plantas respectivas se encuentran a corta distancia unas de otras, generando economías de aglomeración.

Este es el caso de las refinerías de Minatitlán y Salina Cruz, así como de los centros petroquímicos en torna a la primera que configuran una región ya habilitada para el manejo de este tipo de inversiones.  A lo largo de la franja del Istmo de Tehuantepec se han desarrollado instalaciones de almacenamiento de crudo (domos salinos de Tuzandépetl), así como una red de ductos transístmica para el transporte de crudo, gas y petrolíferos entre ambas refinerías, y en conexión con sus puertos respectivos en Pajaritos (terminal marítima de PEMEX) y Salina Cruz (monoboyas y terminal marítima de PEMEX)[1]

Una segunda consideración general se refiere a los mercados que atendería la capacidad de refinación ampliada.  En Salina Cruz, por ejemplo, permitiría atender cabalmente la demanda de la zona sur, occidente y noroeste del país a través de la logística que ya tiene PEMEX establecida por vía marítima a los puertos de Acapulco, Lázaro Cárdenas, Manzanillo, Mazatlán, Topolobampo, Rosarito y, próximamente, Puerto Chiapas.  Actualmente, el abasto con importaciones es creciente por la falta de producto suficiente.

En Minatitlán, se atienden por vía marítima la demanda de la Península de Yucatán (puerto Progreso), la Sonda de Campeche (puerto de Dos Bocas), el estado de Veracruz (puertos de Veracruz y Tuxpan). 

Ambas refinerías también tienen una zona de influencia terrestre a la que atienden por carretera a través de pipas (estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Tabasco).

Una tercera consideración consiste en la localización de la planta industrial respecto de la fuente de materia prima.  Tanto Minatitlán como Salina Cruz se encuentran a corta distancia de las zonas principales de producción de crudo, tanto terrestres como marítimas.  Y cuentan con infraestructura de conducción suficiente para hacer llegar el crudo.

Una cuarta consideración general se refiere a la existencia de una ciudad de apoyo con los servicios necesarios para trabajadores de la planta y sus familias.  Minatitlán-Coatzacoalcos  y Salina Cruz cumplen satisfactoriamente con los requisitos.

Los sitios propuestos en el Proyecto de Nación son el puerto de Dos Bocas y la Península de Atasta.  En ninguno de ellos hay la infraestructura regional necesaria para el establecimiento de una planta industrial de esa escala.  En Atasta se ubica el centro de rebombeo de gas de PEMEX y la planta de nitrógeno, pero se trata de una franja terrestre de alta vulnerabilidad ambiental entre la Laguna de Términos y la reserva de la biósfera de los pantanos de Centla[2], a xx kilómetros de Cd. Del Carmen, Campeche.  El puerto de Dos Bocas, por su parte, recibe por ducto marino el crudo de la Sonda de Campeche que deshidrata y almacena antes de bombear por ducto a Minatitlán, donde se procesa, y al sistema refinador nacional.  Realiza también una función vital como terminal de abastecimiento para las plataformas marinas de la Sonda de Campeche, a las que lleva tubería, agua, combustible, lodos de perforación y otros insumos y productos necesarios para la operación costa afuera. Tiene asimismo una incipiente actividad comercial, de carga predominantemente agrícola (plátano, azúcar).  El centro de población más cercano es Paraíso que se encuentra prácticamente contiguo al puerto.

El mercado que podrían atender estas refinerías en los sitios propuestos ya están cubiertos por Minatitlán y Salina Cruz, por lo que su construcción en estos sitios desplazaría la oferta que suministran las refinerías actuales por vía terrestre.  Pero se producirían excedentes importantes que no se consumirían en la región y que tendrían que ser transportados a otras regiones del país que fueran deficitarias.  Para este movimiento de petrolíferos no hay infraestructura de ductos disponible, por lo que se tendrían que construir también, o se tendría que recurrir al transporte terrestre, con los riesgos y costos mayores consecuentes.

Si bien Dos Bocas tendría el abasto de materia prima suficiente con la infraestructura ya existente, este no sería el caso para Atasta, en donde habría que construir un ducto marino nuevo para llevar crudo a esta nueva localización, desde las plataformas marinas de la Sonda de Campeche.  No habría posibilidad de un suministro por vía marítima, ya que no existe infraestructura portuaria en Atasta, ni las condiciones físicas adecuadas para su construcción.

Es por ello que se sugiere revisar los sitios propuestos en el Proyecto de Nación y, desde luego, también los sitios nuevos aquí mencionados.

La preexistencia de plantas de refinación como las de Minatitlán y Salina Cruz permitiría, además, pensar en adiciones a la capacidad de refinación de las plantas ya existentes, en vez de construir plantas nuevas desde cero.

También sería posible hacer un crecimiento modular, considerando, por ejemplo uno o dos trenes de refinación de 100 mil barriles diarios cada uno, para Salina Cruz en una primera etapa, dependiendo de la proyección de la demanda de petrolíferos en la costa del Pacífico mexicano (más la demanda que se atiende por vía terrestre).

Se podría hacer algo similar en el caso de Minatitlán.

Pero es probable que la “segunda refinería”, o la capacidad adicional de refinación de otros 300 mil barriles tuviera una mejor localización en el noreste del país, ya sea como adición o sustitución de la refinería de Cd. Madero, o como una nueva refinería en el puerto de Altamira, cercana al cluster petroquímico que ahí se localiza.  Esta localización tendría a futuro la misión de sustituir a la refinería de Cadereyta que, muy probablemente, tuviera que cerrarse por razones de contaminación ambiental a la zona metropolitana de Monterrey  (como en su momento se cerró la refinería de Azcapotzalco).

Entre tanto, la demanda de la zona metropolitana de la ciudad de México se podría seguir atendiendo de manera complementaria con las importaciones de combustibles provenientes del poliducto de PEMEX a la refinería de Tula.


[1] La terminal marítima de PEMEX en Salina Cruz está inconclusa.  Hay proyecto para concluirla.
[2] Una obra de esta magnitud generará reacciones de rechazo en la comunidad local, particularmente de los grupos ambientalistas y de los pescadores ribereños.

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