a) Relevancia del sector[1]
Existe una clara correlación
positiva entre las capacidades de los países para desarrollar tecnologías
digitales y su nivel de ingreso per cápita.
La importancia de las tecnologías
digitales para el crecimiento económico es creciente. Se ha estimado que para países en desarrollo la
participación de la internet en el PIB se ubica en el rango de 0.5% a 5.4%,
mientras que su contribución promedio al crecimiento del PIB se ubica en un 7%.[2]
El número de usuarios de internet,
el volumen de información disponible y el número de descargas por usuario se ha
incrementado exponencialmente en los últimos años.
La cadena de valor de la industria
ha evolucionado y presenta ahora una configuración integrada de contenidos y
servicios digitales. Este es la arena de
competencia en que habrán de medirse las empresas campeonas nacionales y
regionales con los campeones globales.
Están surgiendo, además, nuevos eslabones en la cadena, como los
desarrolladores de aplicaciones para distintos mercados.
El aumento de los servicios
orientados a plataformas móviles ha tenido un dinamismo especial. Las aplicaciones para educación a distancia,
distintos aspectos de la telemedicina, información climática y de mercados para
productores rurales, y el desarrollo del dinero móvil en los servicios
financieros han concentrado la atención.
En los próximos años, habrán de
consolidarse los servicios de máquina a máquina (M2M) orientados a las cadenas
de valor manufactureras, así como las aplicaciones domésticas basadas en la
interconexión de objetos.
El comercio electrónico representó
en 2014 casi un 2% del PIB mundial. Las
principales plataformas en este renglón están incidiendo significativamente en
el flujo de bienes y servicios, reduciendo tiempos de búsqueda y alineando
precios a escala global.
La nueva revolución tecnológica
aprovecha la banda ancha de alta velocidad y los dispositivos móviles cada vez
más “inteligentes” para desarrollar aplicaciones y soluciones en la nube, que
manejan grandes volúmenes de datos y múltiples herramientas analíticas.
Es justamente la combinación de
estas tecnologías lo que puede generar innovaciones disruptivas en diversos
ámbitos empresariales, gubernamentales, y del ciudadano común: como la domótica[3], los servicios urbanos
inteligentes, y la internet industrial.
En cuanto a su penetración, la red
de banda ancha móvil llegó en 2014 al 32%
de la población mundial, mientras que la red fija alcanzó al 10%. Las tecnologías móviles 3G y 4G representaron
el 43% de todas las conexiones. Para el
2020, se anticipa la aparición de la tecnología 5G. La velocidad mundial promedio de las conexiones
móviles fue de más de 10 Mbps[4] en el 48% de los casos, y
de más de 25 Mbps en el 29% de ellos.
América Latina se encuentra rezagada en esta materia, ya que sólo el 27%
de sus conexiones móviles rebasan los 10 Mbps, y sólo el 9% rebasa los 25 Mbps.
Se estima que los servicios en
nubes públicas alcancen 200 mil millones de dólares en 2016 en todo el
mundo. América Latina representa el 5%
de este monto, pero su tasa de crecimiento anual es de las más altas del mundo.
Para el 2020, se espera que la “internet
de las cosas” conecte 28 mil millones de objetos a la red, incluyendo bienes de
consumo personal (wearables, como
relojes inteligentes y ropa), automóviles, equipos domésticos y máquinas
industriales. En los próximos años, las
mayores inversiones en este rubro se registrarán en la industria manufacturera,
seguida por las actividades logísticas (transporte y almacenamiento).
En particular, la internet
industrial se basa en la interconexión de máquinas, piezas y sistemas en torno
a redes inteligentes que se controlan entre sí.
De aquí deriva, por ejemplo, la práctica del mantenimiento predictivo,
que permite reducir fallas, tiempos de reparación y costos de mantenimiento.
Con respecto al promedio mundial de
usuarios de internet (50.1% en 2014), dos países miembros de la Alianza del
Pacífico se encuentran por arriba (Chile y Colombia), y los otros dos se ubican
por abajo (México y Perú). Sin embargo, el crecimiento de la penetración de la
internet en los cuatro países ha sido muy dinámico: del orden de 14.6% en promedio regional
durante el periodo 2000-2015, y se espera que este ritmo continúe.[5]
En cuanto a la penetración de banda
ancha, Chile se encuentra arriba del promedio de América Latina en fija y
móvil, Colombia y México están arriba del promedio regional en banda ancha
fija, y Perú está por debajo en ambos indicadores. Todos están lejos de los
niveles promedio de penetración de la OCDE.
El rezago es aún más notorio cuando
se considera que la mayor parte de las nuevas aplicaciones requieren anchos de
banda mayores.
Las ventas de comercio electrónico
en la región representan del orden de un 4% de las ventas mundiales. Su crecimiento entre 2014 y 2018 se espera
que sea de 63 a 87 mil millones de dólares, a pesar de lo cual su participación
disminuiría al 3.7%. Con respecto al
comercio minorista, la participación por país en el comercio electrónico para
la región de la Alianza del Pacífico va de un 0.5% de Perú, a un 2.4% de
México.
La población de menores ingresos en
los países latinoamericanos y de la región de la Alianza del Pacífico tiene un
acceso considerablemente menor a la internet. Así, en el caso de Perú, casi el
50% del estrato de la población de mayores ingresos (quintil V) tiene acceso a
la internet, mientras que apenas el 2% del estrato de población de menores
ingresos (quintil I) lo tiene.
En materia de precios, la tarifa
para el servicio de banda ancha móvil de pospago (que implica hacer un contrato
a por lo menos un año) es elevada en América Latina con respecto a otros países
desarrollados, pero (salvo por el caso de Perú), se ubica por debajo del nivel
máximo recomendado por la Comisión sobre la Banda Ancha para el Desarrollo
Digital.
Sin los requisitos del pospago, el
servicio de prepago es más fácil de obtener, pero con tarifas efectivas más
elevadas.
En comparación con otras regiones
del mundo, América Latina es la más rezagada en cuanto a la participación del
contenido local en la internet (medida a través de los sitios y plataformas de
producción local o regional más visitados por la población).
“El
plan de conectividad digital del Perú considera el desarrollo de 21 redes
regionales (de las cuales 7 se han licitado ya), unidas por una red dorsal que
está en proceso de construcción.
Necesitamos empezar a pensar cómo vamos a aprovechar esta infraestructura
para que contribuya verdaderamente al desarrollo del país, cómo vamos a generar
los contenidos que necesitamos en educación, salud y otras áreas, cómo vamos a
volcar la riqueza cultural del país para que su difusión sea también un factor
de desarrollo.”
Gonzalo Martín Ruiz Díaz, presidente del consejo
directivo del Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones,
OSIPTEL, de Perú
A nivel corporativo, las empresas
latinoamericanas opinaron mayoritariamente que el tema digital, de tecnologías
de información y comunicaciones, es ya un asunto prioritario de la alta
dirección. A este rubro destinan en
promedio la tercera parte de sus presupuestos anuales de inversión. Sin embargo, sólo la mitad de las empresas
cuenta con una hoja de ruta para conducir el desarrollo digital en un horizonte
multianual. Este tema se vuelve crítico,
sobre todo al considerar que las empresas reconocen como obstáculos principales
a la adecuada integración de las distintas tecnologías, y a la disponibilidad
de recursos humanos calificados.[7]
Como indicador resumen, el índice
de digitalización de América Latina respecto al promedio de la OCDE se mantiene
rezagado en casi 20 puntos porcentuales entre los años 2004 y 2013. Sin embargo, la brecha se ha reducido en términos
relativos: en 2004 significaba el doble del nivel que tenía América Latina,
mientras que ahora representa menos del 50%.
Desagregando el índice en sus
componentes, aparece que en términos de asequibilidad (nivel de precios), el nivel
de digitalización es aceptable (85 puntos sobre 100), pero en los otros cinco
subíndices hay todavía deficiencias importantes. En particular, destaca por su bajo nivel la
confiabilidad de redes y el capital humano.
“La
prioridad de América Latina es la banda ancha.
Necesitamos muchos años de inversión fuerte en infraestructura para
sentar las bases sobre las cuales plantear un crecimiento posterior más
sostenido. Nuestros países deben
planificar a más largo plazo y con una visión regional. La Alianza del Pacífico proporciona un marco
transparente y con credibilidad para estos propósitos.”
Bruno Ramos, director regional para las Américas,
Unión Internacional de Telecomunicaciones
De los cuatro países miembros de la
Alianza del Pacífico, tres de ellos se encuentran en un nivel de digitalización
transicional. Sólo Chile se ubica en un
nivel avanzado.
El nivel de complejidad de un
sistema económico está positivamente asociado al nivel de productividad de
dicho sistema. A mayor complejidad (que
mide la estructura del sistema), mayor productividad (que mide el desempeño del
sistema). Esta relación se potencia
cuando se consideran las tecnologías de información y comunicación, ya que el
efecto de éstas cruza todas las demás actividades económicas.
El comercio en bienes relacionados
con las tecnologías de información y comunicación de los países miembros de la
Alianza del Pacífico, y la participación de este sector dentro del PIB de cada país,
fue como sigue:
País
|
Exportaciones (% total de bienes)
|
Importaciones (% total de bienes)
|
PIB (%)
|
Colombia
|
0.15% (2013)
|
9.94% (2013)
|
3.1% (2014)
|
Chile
|
0.39% (2013)
|
7.63% (2013)
|
3.4% (2004)
|
Perú
|
0.12% (2013)
|
7.84% (2013)
|
3.9% (2011)
|
México
|
16.26% (2013)
|
17.10% (2013)
|
4.1% (2014)
|
“La
Alianza del Pacífico es una plataforma idónea para la cooperación gubernamental
en materia de conectividad digital y para la generación de negocios con visión
regional. Por un lado, los gobiernos podrían
generar conjuntamente lineamientos generales de política pública para impulsar
la convergencia en la regulación y facilitar el acceso universal a servicios
digitales en la industria, los negocios, las instituciones, los propios
gobiernos y el público en general.
Otro
tema de cooperación gubernamental conjunta se refiere a la promoción de la
conectividad física de las redes digitales nacionales (backbone
regional), desde México hasta Chile.
Faltan eslabones clave: de México
a Guatemala, de Panamá a Colombia, y entre Colombia, Perú y Chile. La conectividad en Centroamérica ha avanzado
bastante. En este propósito, se podría
generar una sinergia poderosa con el proyecto de interconexión eléctrica entre
los países de la región mesoamericana y de la Alianza del Pacífico.
Y en
el ámbito de los negocios, es importante aprovechar la dimensión que ha
alcanzado la industria electrónica y de telecomunicaciones de México en las
cadenas globales de valor, para buscar oportunidades de inserción eficiente de
empresas proveedoras localizadas en Chile, Colombia y Perú. Un ejemplo destacado en este sentido se
encuentra en el segmento de la information
technology outsourcing (ITO), en el
desarrollo de software (México ocupa ya el cuarto lugar mundial, con
exportaciones de más de 6 mil millones de dólares anuales, después de India,
China y Filipinas).”
Santiago
Gutiérrez Fernández, Chairman of the
Board 2012-2016 de la World
Information Technology and Services Alliance, WITSA
La ciber-seguridad es un tema de
gran relevancia en el desarrollo de las tecnologías de información y
comunicación. Los sectores más afectados
en América Latina han sido las manufacturas, la construcción y los servicios
profesionales.
El sector digital o de tecnologías
de información y comunicación en los países miembros de la Alianza podría
beneficiarse de la conformación orquestada de un mercado y un ecosistema digital
regional para:
·
Garantizar
la libre circulación de bienes y servicios digitales
·
Ampliar
el mercado para las empresas y favorecer su crecimiento a escala
·
Brindar
mejores servicios comunes a los usuarios regionales
·
Favorecer
la interacción de actores a partir del intercambio de experiencias y el
aprendizaje con base en casos exitosos locales
·
Fortalecer
los elementos que pueden dar mayor dinamismo y profundidad a las actividades
del sector (start-ups, desarrollo de
contenidos, nuevos modelos de negocio –centros de servicios compartidos,
centros de telemedicina, etc.- investigación y desarrollo, financiamiento, clusters de PYMEs con empresas ancla,
redes regionales)
·
Mantener
una regulación proactiva que asegure la competitividad de servicios y mercados;
y aplicar formas de medición de la calidad de los servicios al usuario que sean
neutrales, transparentes, tecnológicamente pertinentes y sistemáticas.
En la publicación que elaboró y
presentó en el último Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, en enero de 2016,
Klaus Schwab manifiesta que:[8]
“All new developments and
technologies have one key feature in common:
they leverage the pervasive power of digitization and information
technology.”
Por su notable efecto sobre la
productividad de las actividades económicas en general, es necesario cerrar la
brecha que separa a la región de los países más avanzados en materia de TICs,
incluyendo de manera destacada la infraestructura y los contenidos para ampliar
y elevar la calidad del acceso de la población a la internet. Contar con redes nacionales, a partir de la
combinación de fibra óptica y redes inalámbricas, es la prioridad. Estas redes nacionales podrían entonces
conectarse entre sí (backbone
regional), con base en esquemas concertados entre los países, desde México
hasta Chile. Ello requerirá de montos considerables de
inversión por largos periodos y, por lo tanto, de mayor participación privada,
dentro de esquemas regulatorios permanentemente actualizados, que sean garantía
del cambio y la competencia También
cabría aplicar esquemas de cooperación gubernamental para iniciativas que
requieren altos niveles de inversión, como sería compartir capacidad satelital
entre los cuatro países de la Alianza del Pacífico.
El acceso universal y costeable a
la red es un propósito indeclinable de equidad social que debe apoyarse con
toda clase de iniciativas públicas y privadas neutrales, convocando no sólo a
los grandes jugadores globales, sino también a las grandes empresas nacionales
y multi-latinas participantes. Tiene
además un gran valor político al empoderar al ciudadano común para que se
manifieste de formas diversas. Para conectar
a la red las zonas más aisladas es posible utilizar diversas alternativas
tecnológicas, como globos o drones, según resulte más apropiado.
c) Apuestas estratégicas
A corto plazo, en materia de
conectividad digital se identifican oportunidades de intervención pública y/o
privada que pueden tener un mayor efecto sobre la productividad de las
actividades de cada país, y en las cuales también puede influir positivamente
el proceso de integración de la Alianza del Pacífico.
Desarrollo de la red
nacional de banda ancha de alta velocidad, vinculada con redes inalámbricas,
fibra óptica y tecnologías alternativas para conectar zonas aisladas, a fin de
crear la plataforma digital.- Cada país de la AP necesita integrar sus
nodos urbanos y rurales con backbones
de interconexión, articulando tecnológicas de fibra óptica e inalámbricas, a
fin de configurar su red digital nacional.
Ésta a su vez, se complementa con las micro-redes y soluciones no
convencionales que permitan incorporar las zonas aisladas de más difícil
acceso.
Estas redes son el piso sobre el
cual se construyen los ecosistemas digitales nacionales, y son el elemento
clave para lograr la cobertura universal, asequible e igualadora de
oportunidades para todos los estratos de población y regiones de un país. La Alianza del Pacífico puede favorecer el
intercambio de experiencias entre los países miembros y servir como caja de
resonancia hacia la comunidad internacional para la atracción de las
inversiones que se requieren.
RED
NACIONAL COMPARTIDA MAYORISTA DE BANDA ANCHA EN MÉXICO
El proyecto de telecomunicaciones más grande en
la historia de México ha iniciado ya su proceso de licitación pública
internacional. La presentación de
propuestas será en septiembre de 2016.
Consiste en el desarrollo de una red pública nacional compartida
mayorista para incrementar la cobertura y calidad de los servicios móviles y
crear mayor competencia en el mercado.
La cobertura mínima requerida es del 85% de la población total del país. Se utilizarán 90 MHz del espectro de banda de
700 MHz, utilizando tecnología 4G. La
inversión se estima en más de 8 mil millones de dólares en un periodo de 6 años
(2017-2023), y el licitante ganador se hará cargo del diseño, instalación,
despliegue, financiamiento, operación, actualización, mantenimiento y
comercialización de la red durante 20 años, con base en un contrato de
asociación público-privada.
RED
NACIONAL DE BANDA ANCHA EN PERÚ
El plan nacional de Perú considera el desarrollo
de 21 redes regionales (7 ya se licitaron) unidas por una red dorsal que ya
está en construcción.
Interconexión regional
de las redes nacionales a través de un backbone
que recorre los cuatro países y que incluye fibra óptica submarina y terrestre
y tramos inalámbricos.- La conformación de una región digital entre los
países de la Alianza del Pacífico requiere de la habilitación de un eje troncal
que enlace físicamente a las redes digitales nacionales. Esta infraestructura permitirá una más ágil
comunicación regional y ampliará significativamente la capacidad para desarrollar
y operar contenidos locales y regionales.
De hecho, se requieren tantos enlaces regionales, públicos y privados,
como sean posibles, para dar soporte al volumen de servicios que crece
exponencialmente. Una clara iniciativa
de conexión pública se vincula con el proyecto de interconexión eléctrica que
une la región mesoamericana (México y Centroamérica) con la región sudamericana
de la Alianza del Pacífico (Colombia, Perú y Chile, incluyendo Ecuador). Estas
iniciativas habrán de vincularse también con la que proviene de UNASUR y que
está apoyada por la CAF.[9]
A las iniciativas de desarrollar backbones regionales de las grandes
empresas privadas de telecomunicaciones (como el proyecto recién concluido de
AMX-1, por parte de América Móvil, que instaló 17,500 kilómetros de cable
submarino de fibra óptica para interconectar 7 países, entre ellos México y
Colombia), cabría adicionar por lo menos un proyecto público impulsados por los
gobiernos de la Alianza del Pacifico y de Centroamérica para aprovechar y
generar sinergia con el proyecto de interconexión de la red eléctrica, desde
México hasta Chile.
Ambiente regulatorio
que fomente la competencia y la mantenga permanentemente actualizada, alineada
con los cambios tecnológicos y de mercado.- A partir de
la experiencia mundial en la materia, la región debe consolidar el diseño
institucional y regulatorio que le permita actuar con oportunidad en favor de
la competencia y la innovación, evitando judicializar la solución de
controversias. Esto incluye el monitoreo
del uso de técnicas de gestión de tráfico, a fin de asegurar que no hay
prácticas discriminatorias. En
ecosistemas digitales caracterizados por la modularidad, las economías de
escala y de enfoque, y su dinámica constante, se requieren regulaciones que
estén basadas en la funcionalidad, más que en la estructura o la tecnología, en
el desempeño más que en reglas ex ante, y en nuevos enfoques de abajo hacia
arriba.[10]
En este tema, nuevamente el
intercambio de experiencias entre los entes regulatorios de las países miembros
de la Alianza del Pacífico puede ser de gran provecho, así como para emitir
pautas o lineamientos generales comunes para orientar mejor el desarrollo de
largo plazo del ecosistema digital regional.
CONVENIO
WITSA - UNCTAD
La organización mundial más importante de
empresas privadas de TICs, WITSA[11], ha suscrito un
Memorándum de Entendimiento con la Organización de las Naciones Unidas para
Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), con objeto de
contribuir a impulsar iniciativas conjuntas orientadas a incrementar la
conectividad digital en América Latina. Una
iniciativa de la Alianza del Pacífico tendiente a formular lineamientos comunes
en materia de telecomunicaciones en la región podría ser materia de apoyo en
ese contexto.
Servicios innovativos y
modelos de negocio para avanzar en el acceso digital universal.- Jugadores
globales como Facebook han desarrollados programas para impulsar el acceso sin
costo a servicios de internet y redes sociales de los estratos de menores
ingresos en cada país. Para ello se
promueven acuerdos con operadores locales y autoridades gubernamentales. En Colombia y México ya está en marcha un
programa de este tipo. Google y
Microsoft también se encuentran activos con iniciativas propias orientadas en
el mismo sentido. Cualquier esfuerzo en
el sentido de avanzar en la cobertura universal asequible de los servicios de
internet es bienvenido, siempre y cuando se respete la neutralidad de la red.
Desarrollo de
tecnología digital y servicios asociados para empresas.- El verdadero
potencial de la plataforma digital consiste en adecuarla a las necesidades
específicas –especialización inteligente- de las distintas industrias y sus
cadenas de valor (automotriz, electrónica, bancaria y financiera, minera,
petrolera, etc.), a partir de paquetes ad
hoc de bienes y servicios que combinan las tecnologías de información y
comunicación, incluyendo el desarrollo de software.
SERVICIOS
A LA MEDIDA EN LA NUBE
Telefónica Digital está proporcionando servicios
en la nube en la región de la Alianza del Pacífico a la medida de las
necesidades de las empresas. El usuario sólo paga por los servicios que utiliza
y el tiempo que los ocupa. Telefónica
también ha formado una alianza con Dell para complementar una cartera variada
de servicios al cliente.
Medir la satisfacción
del usuario con los diferentes servicios en los mercados específicos.- Obtener
mediciones transparentes e imparciales sobre el funcionamiento de los mercados
y el nivel de satisfacción del usuario es fundamental para inducir un
comportamiento correcto de los distintos jugadores.
MEDICIÓN
DE LA CALIDAD EN BRASIL Y CHILE
Como referencia regional se encuentra la
iniciativa regulatoria lanzada en 2012 en Brasil, “EAQ”, encargada de la
medición de la calidad de la banda ancha fija y móvil en ese país. La iniciativa es financiada por todos los
operadores relevantes del país, y se encarga de la medición de varios
parámetros de calidad de servicios de la banda ancha fija (velocidad instantánea,
velocidad promedio, latencia bidireccional, pérdida de paquetes, jitter, disponibilidad) y móvil
(velocidad instantánea y media); todo ello con base en un plan estadístico en
pro de una representatividad consistente de los indicadores que se calculan
cada mes. ANATEL, la agencia reguladora
brasileña, periódicamente publica los resultados de los indicadores a modo de
ranking de operadores por cada uno de los 27 estados (unidades federativas) del
país.[12]
En Chile, está en proceso de revisión y
aprobación un proyecto de ley (“Ley de velocidad mínima de internet”) que toma
el caso brasileño como referencia para uno de los elementos de su nuevo modelo
de telecomunicaciones.
[1] Este apartado se
basa en gran medida en la investigación realizada por la CEPAL en julio de 2015
titulada La nueva revolución tecnológica: de la internet del consumo a la
internet de la producción.
[3] Es el conjunto de técnicas orientadas a la automatización
de la vivienda, en materia de seguridad, gestión energética, bienestar y
comunicaciones.
[6] Fuente: CEPAL,
Observatorio Latinoamericano de la Sociedad de la Información; en El
ecosistema y la economía digital en América Latina; Raúl Katz, Fundación Telefónica, 2015.
[10] GSMA-NERA Economic Consulting;
A new regulatory framework for the digital ecosystem; 2016.
[11] World Information Technology
and Services Alliance.
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