martes, 31 de agosto de 2010

En memoria de Julio Rodolfo Moctezuma

El presidente López Portillo lo consideraba la persona más inteligente que había conocido.  En parte por eso, Moctezuma fue su primer secretario de hacienda, el coordinador de una oficina ad hoc que se encargó, desde la Presidencia de la República, de impulsar los grandes proyectos del país, y quien rescató a PEMEX cuando corría como ferrocarril desbocado en el último tercio de ese sexenio (1976-1982).
Captaba el fondo de los problemas con una gran rapidez y planteaba soluciones de largo plazo claras y contundentes.  De ahí su interés por desarrollar los puertos de México y, entre otros proyectos, por aprovechar una enorme ventaja comparativa derivada de nuestra localización geográfica en el mundo:  las plantaciones forestales de rápido crecimiento en el sureste del país.
Campeche en particular siempre fue el foco de su atención para promover las plantaciones forestales.  Con sus esfuerzos iniciales, en los ochentas, ante la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) y la Cámara Nacional de las Industrias de la Celulosa y el Papel se pavimentó el camino para proyectos pioneros como fueron los de la empresa irlandesa Smurfit en el sur de Campeche, y los de Pulsar y el Grupo DESC (ahora Kuo) en Chiapas y Tabasco. En esa década, Moctezuma fue director general de Banco Mexicano Somex y posteriormente consultor por tercera vez en su vida, con su empresa Preinversión y Desarrollo.  La consultoría fue una de sus grandes pasiones, y en su desempeño mostraba las cualidades que lo caracterizaban:  don de gentes, disciplinado y ordenado, de gran claridad mental y enorme sentido práctico.
Moctezuma empezaba su explicación del tema forestal mostrando en el mapa la ubicación de Aracruz, en Brasil, el desarrollo silvícola-industrial de mayor dimensión y relevancia en el mundo (con casi 300 mil hectáreas de eucalipto, 170 mil hectáreas de bosque de especies nativas y 100 mil hectáreas en asociación con pequeños productores forestales), en la franja del paralelo 19 sur.  Luego refería que en el hemisferio norte, el paralelo 19 cruza el estado de Campeche.  Después señalaba las ventajas de la planicie campechana y la circunstancia de que aquí los ejidos eran grandes y poco poblados, por lo que se facilitaba el proceso de negociación con empresas privadas.
Posteriormente, al empezar la década de los noventa, después de haber recorrido medio país con el diseño y promoción de corredores agroindustriales, un programa que impulsó la SARH para desarrollar cadenas productivas con un enfoque logístico vinculado a puertos y a la exportación, constató la preocupación generalizada que había por el asunto de la tenencia de la tierra.  Fue entonces que Moctezuma aconsejó al titular de la secretaría, el profesor Hank, que se requería un cambio legal de fondo partiendo de una premisa elemental:  la posibilidad de que el ejidatario tomara pleno dominio de su parcela, incluyendo la posibilidad de venderla.  Esto, seguramente junto con otros estudios y análisis de detalle, dio lugar a la reforma del artículo 27 Constitucional y de su Ley Reglamentaria en materia agraria.  A partir de entonces, y dentro de varios elementos que fortalecían la seguridad jurídica de la propiedad de la tierra rural, la empresa privada podía ser dueña de grandes extensiones para fines productivos.  Ello dio una base más sólida para el desarrollo de plantaciones forestales.
En materia de puertos, Moctezuma concibió a fines de los setentas el puerto de Altamira en Tamaulipas, que es hoy el principal puerto industrial del país.  Participó al inicio de los noventas como consejero extraoficial del secretario de hacienda, Pedro Aspe, en la formulación del proyecto de la nueva Ley de Puertos que rige hasta el día de hoy.  Con ella se incorporaron figuras como la administración portuaria integral (API) que ha permitido un crecimiento exponencial de la infraestructura y la actividad portuarias.
Para PEMEX-Exploración y Producción (PEP), Moctezuma diseñó un esquema de API a fin de transformar su terminal de Dos Bocas en un puerto en toda la extensión de la palabra, con una zona comercial importante, y un potencial de crecimiento en apoyo a las actividades logísticas de la subsidiaria.  Para ello, PEP debía, a través de la API, invertir para terminar la infraestructura de protección del puerto y desarrollar muelles para el atraque de buques tanque petroleros.  Los recursos necesarios no saldrían del presupuesto de inversión de PEP sino de los ingresos de la API, particularmente de las tarifas por carga de crudo en las monoboyas del puerto.  El esquema fue aprobado por la Comisión Gasto-Financiamiento del gobierno federal y se constituyó la API como sociedad anónima filial de PEP.  A los pocos meses de constituida, y ya en el tramo final del sexenio del presidente Zedillo, el entonces coordinador de puertos de la SCT maniobró para que la empresa fuera de propiedad federal directa y pasara a ser manejada por esa secretaría.  Se perdió el objetivo original y el puerto sigue hoy sin terminarse.
Sin embargo, durante ese proceso de trabajo con PEP, se dio en 1996 la constitución de la API de Campeche, como empresa paraestatal del gobierno de Campeche, a la que se concesionó el puerto petrolero de Cayo Arcas, emulando las propuestas que Moctezuma había formulado para las monoboyas de Dos Bocas.  Esto le redituó a la API ingresos importantes desde un inicio.
Moctezuma fue visionario de grandes proyectos a lo largo de su vida, y un buscador incansable de nuevas formas de llevarlos a la práctica.  Sin embargo, no le gustaban los reflectores ni se peleaba por las medallas.  Fue hombre institucional y jugador de equipo.  Discreto y leal.
Su grupo de “reflexión” seguramente extraña todavía las cenas que ofrecía Moctezuma en su casa los últimos martes de cada mes.  A esta cita acudían con asiduidad, entre otros:  Rafael Izquierdo, Rubén Aguilar Monterde, Jerónimo Arango, Prudencio López, Alfredo Santos y Roberto Servitje.
El 4 de agosto del 2010 se cumplieron diez años de su desaparición física.  Pero su legado de hombre entregado a la promoción del desarrollo de México, guía y ejemplo de varias generaciones de políticos y técnicos, crece cada día frente al panorama de confusión, vanidad y falta de efectividad que nos rodea.

1 comentario:

  1. Uno podría agragar muchísimas otras cosas positivas a su grandeza, bien descrita en esta nota conmemorativa. No voy a ceder a tal tentación porque me parece que lo esencial está ya contenido. Los que tuvimos el gusto de conocerlo, simplemente diríamos que su sentido humano alcanzaba, asimismo, notable profundidad no haciendo sentir mal a nadie en su trato afable, inteligente y generoso.

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